El otro día leí un hilo en el foro que me hizo abrir los ojos. Era una chica que contaba que no le gustaba que le comiesen el coño, que le aburría y que incluso le hacía perder la excitación. Me sentí totalmente identificada.

Siempre me he considerado una persona muy sexual. Desde que perdí la virginidad no he parado de darle al follisqueo con alguna que otra racha de sequía, pero por lo general con mucha marcha para mi body. Me gusta el sexo y jamás lo he escondido.

Mi primer novio JAMÁS bajaba al pilón. En aquel momento me jodía mucho porque yo era una adolescente medio boba y hacía un poco lo que él quería. Esto está mal, ya que muchas veces accedí a mantener relaciones cuando no me apetecía porque el placer se centraba en él y yo tampoco disfrutaba especialmente.

Tras 4 años de relación lo dejamos y tuve un verano de liberación. Follé mucho y me comieron el coño. Como era algo que tenía tan idealizado, me forcé un poco a disfrutarlo. “Mi ex jamás me lo hacía así que debo disfrutar muchísimo cuando me lo hacen”, me decía. Pero la realidad es que tampoco me entusiasmaba.

Ahora han pasado los años, tengo pareja estable, y me he dado cuenta de una cosa que ya intuía desde hace mucho tiempo: no me gusta que me coman el coño.

Sé que para muchas personas esto es motivo de ahorcamiento, pero lo tengo que decir porque hay más chicas que se sienten identificadas y hay que poner voz.

El sexo oral no me excita, me aburre.

Algunas pensaréis que todavía no he conocido a ningún maromo que me lo haga bien, pero juro que no es eso. Muchos tíos lo han hecho con esmero, sé reconocer una buena comida de coño. El problema es que no me estimula. Prefiero mil veces que me masturben o que me hagan unos dedos. Me da más placer.

Y este gran “tabú” que llevaba arrastrando años me ha costado muchos orgasmos, porque me sentía culpable por no disfrutar y acababa fingiendo. Me daba penilla el chaval en cuestión, esforzándose tanto en el pilón, así que sucumbía y mentía. Error.

Creo que en el sexo lo más importante es comunicarte con tu pareja, pero sobre todo conocerte a ti misma. Hay miles de mujeres que jamás han experimentado un orgasmo, y la gran mayoría no se habrán ni siquiera masturbado. Muchas de ellas se sienten cortadas a la hora de contar a su pareja lo que les excita o deja de excitar, así que callan asienten y fingen. Yo he sido de esas.

El problema de fingir es que es como escupir hacia arriba. Siempre te acabas manchando y jodiendo tú. Y la gran putada es cuando finges incluso contigo misma obligándote a disfrutar de una práctica que no te gusta sólo porque está bien vista en la sociedad.

Si no te gusta que te coman el coño, que no te coman el coño. No hay más que hablar.