El foro está repleto pero repleto de mensajes desesperados de mujeres que muchas veces buscan soluciones o consejos “rápidos” a situaciones tremendas, muchas de ellas incluso, para ser consultadas con psicólogos, ya que las inquietudes de la gente son miles.

En ocasiones esos consejos arrojan luz y la persona encuentra consuelo o una solución para su problema, pero cuando esto pasa, es cuando se tratan de situaciones bastantes concretas y no muy complicadas (cuando son asuntos más complicados como de familia y pareja la cosa se puede complicar).

Por eso, hoy encuentro la necesidad de hablar de esas situaciones en las que, no podemos pedir un consejo, por mucho que creamos que lo necesitamos.

Sencillamente por el hecho de que estamos pidiendo a los demás, ya sea en un foro, a una amiga, o a quien sea, que tome una decisión que te afecta directamente a ti.

Tú eres la persona que convive con esa situación, con esa circunstancia. Eres tú y solo tú la que está sufriendo, por lo tanto, la decisión de cambiar o no esa situación debe nacer de ti.

En ocasiones se trata de decisiones muy dolorosas, sobre todo, y es lo que más se puede leer en el foro, es con el tema de las relaciones de pareja/amorosas/follamistad.

Son dolorosas porque no estamos hablando de cualquier cosa, estamos hablando de sentimientos (en ocasiones muy fuertes e intensos), estamos hablando de nuestra propia autoestima, de dependencia, de amor, de celos, etc.

Por eso nos cuesta más ver las cosas claras o tomar las decisiones pertinentes, porque nos duele, y pensamos, que puede que haya alguien en este mundo con un consejo “mágico” que a nosotras mismas no se nos haya ocurrido, y nos solucione la situación.

Ojalá fuera tan sencillo, pero la realidad es otra.

Cuando estamos en momentos de nuestra vida donde debemos tomar algún tipo de decisión, está claro que siempre pediremos algún consejo para conocer otros puntos de vista, y esto es maravilloso.

Pero en ocasiones, las decisiones que debemos tomar, llevan implantadas en nuestra mente muchísimo tiempo. Es decir, sabemos perfectamente qué es lo que debemos hacer, solo que como nos da miedo sentimos la necesidad de aplazarlo “por si se arregla”.

Esto es lo más humano del mundo, ya que si tomáramos decisiones de forma drástica y sin pensar, no lo estaríamos haciendo bien.

Y por eso, bien es cierto, que las decisiones más importantes de nuestra vida deben ser meditadas, pero llegados a cierto punto, la cosa está más que clara.

Por lo que, aunque nos demos nuestro tiempo, en el fondo sabemos que la única salida que queda es empezar a tomar decisiones.

 

Pero en ocasiones es importante hacer introspección, preguntarnos a nosotras mismas ¿Qué es lo que quiero? ¿Qué es lo que necesito para estar mejor? Y poco a poco, ir desarrollando un plan para llevar esas decisiones acabo.

Al final, tú y solo tú eres la dueña de tu vida, y estará en tu mano cambiarla o no.

Lleve el tiempo que lleve y sabiendo que en ocasiones no será fácil y siempre podrás contar con ayuda, al final será lo mejor para ti misma.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

correo: [email protected]     instagram:  @aidavallesconsulta_