Hace poco, empecé una follamistad con un chico. Al principio, era algo discreto, solamente lo sabíamos él y yo. Pero una amiga empezó a sospechar. Vino a preguntarme, no tanto por la curiosidad sino por preocupación. Y es que el chico en cuestión se estaba liando conmigo… E intentándolo con varias más.

¿Mi respuesta? Encogerme de hombros y darle las gracias por avisar. Por un lado, entendí su preocupación. Tendemos a creer que el sexo siempre va a llevarnos al amor o, al menos, cuando ese sexo pasa de una sola noche. Creemos que en ese juego de seducción siempre hay un “algo más”, que inevitablemente surgirán sentimientos y que, tarde o temprano, como esa persona está tonteando contigo y con veinte más, va a hacer añicos tu sensible corazón y vas a sufrir como nunca en tu vida.

Pero, por otro lado… ¡Error! No, no siempre pasa. El sexo puede ser solamente eso, sexo, diversión, placer. Y luego, cada cual, a seguir con su vida, sin mayores complicaciones. Y sí, funciona, incluso cuando esas relaciones sexuales se prolongan en el tiempo. Aquí la amiga que escribe estas palabras tuvo una follamistad durante 10 añazos como 10 soles. ¿Cómo fue posible? Teniendo muy claro lo que nos funcionaba. El sexo era fantástico, pero… ¿El amor? Lo intentamos una vez y mira, que no, que fue un absoluto desastre y no había ganas de tropezar dos veces con esa piedra por parte de ninguno de los dos. Así que, simplificamos y nos centramos en aquello que nos hacía sentir bien: follisquear hasta que nos cansamos.

También es cierto que no buscar el amor ayuda bastante, para qué engañarnos. Si tienes claro que no buscas una relación seria, es muy sencillo ver a tus follamistades como lo que realmente son: personas con las que llegas a un acuerdo para entenderos en la cama y con las que puedes luego tomarte una caña como si nada.

Debo confesar que, cuando decidí escribir este texto, mi visión de las follamistades era más fría de lo que es en este instante. A veces, meditas una idea pero tardas un tiempo en sentarte en el escritorio y ponerte a escribir. Si bien sigo fiel a mi idea de que la follamistad no lleva al amor, alguien me ha hecho darme cuenta de que puede despertar otra sensaciones y que te puede hacer conectar (una vez hablé de las follorupturas, así que la cosa va por ahí).

Aunque no hablemos de un sentimiento romántico, sí podemos llegar a un punto en el que sintamos un vínculo especial, una conexión emocional. Aunque nunca me he enamorado de una follamistad, sí reconozco haberme sentido especialmente unida a un par de ellas. Sabes que ni con todo el vino del mundo en el cuerpo podrías aguantar una relación seria con esa persona, pero oye, te hace sentir a gusto. Vuestros polvos tienen un “no sé qué que qué sé yo” que los convierte en una experiencia muy diferente a cualquier otro polvo.

Bueno, para evitar desviarme más de la cuestión, voy a resumir: no, no siempre te vas a enamorar de la persona que acaba en tu cama. Y es perfectamente natural. Hay formas y formas de relacionarse, no todo el mundo va buscando lo mismo en la vida. Buscar una relación formal, fantasear con el amor… Todo eso está muy bien. Pero existimos quienes no lo buscamos, quienes no le damos tanto valor. Nos vale con sentirnos bien con alguien, disfrutar, entendernos, comunicarnos adecuadamente. Y cada mochuelo a su olivo.

@mia__sekhmet