Me encanta la fruta…¡en las fotos!

 

En la ciudad en la que vivo ahora tengo muy cerca de casa un mercado de abastos bastante grande. Hay un montón de carnicerías, pescaderías, puestos de especias, bares…¡e incluso un teatro!

Pero siempre que voy lo que más llama mi atención, donde me quedo embobada, es en las fruterías: con esos melocotones jugositos, las piñas tan caribeñas, el verde de las uvas, el montón de variedad de manzanas de todos colores… Todo tan bien colocado y tan colorido, que no puedo evitar pararme siempre y sacarle fotos. Porque veréis, a mi me encanta la fruta ¡pero solo en las fotos!

En vida real reconozco que me cuesta comerlas. Y no es que me desagrade el sabor o el tacto, es que literalmente siento que mi cuerpo nunca me pide fruta… A veces me da un antojo de fresas, o compro un trozo de sandía…pero rara es la vez que no se me acaba pochando en casa. Y eso, a parte de un delito (creo que el desperdicio de comida debería estar penado por ley pero eso es otro tema), no es bueno para mi salud.

Porque entiendo lo saludable que es la fruta y todos los beneficios que aporta. Así que decidida a batallar contra esta animadversión (y contra otras cosas) contacté con una nutricionista que me ha dado algunas claves para introducir la fruta en mi día a día. 

Lo primero que ha hecho ha sido no presionarme. Es decir, si no como fruta en mi puñetera vida, no puedo pretender comer tres piezas al día del tirón. Así que me dijo que mi primer objetivo era conseguir tomar una pieza de fruta al día durante una semana para pasar a ser dos a la semana siguiente. ¿Y qué podía hacer para conseguirlo? 

¿El problema es que se te olvida?

Añade una pieza de fruta en tu ensalada o picadillo: el mango es mi favorito para estas cosas (aunque reconozco que a veces su precio me echa para atrás)

Cómela de postre después del almuerzo o cena: yo nunca he comido postre pero solo por “cumplir” con mi pieza diaria, a veces aprovecho ese momento.

Ponte una alarma en el móvil para recordarte que es importante comer fruta: yo todavía no lo he hecho pero si nos ponemos una alarma para las anticonceptivas o para ir al gimnasio ¿por qué no para esto?

Póntela a la vista, coloca una fuente de fruta en la cocina o en el salón: de aquí reconozco que lo que más me gusta ¡es lo bonito que queda!

¡Es que me da mucha pereza!

Lava, pela y parte la fruta en trozos y guárdala en un tupper en la nevera: además de ayudar a la conservación, es comodísimo abrir la nevera y poder coger unos trocitos de melón sin tener que preocuparte de nada más. 

Asócialo a una rutina: después de entrenar, después de las comida, al salir de trabajar, al despertar… Yo lo he hecho con la merienda (si estoy muy golosa a veces la acompaño con crema de cacahuete o chocolate negro)

Llévate el tupper al trabajo, a la universidad, cuando salgas a dar un paseo, al campo… A veces salgo a pasear, me siento en un banco y me como la naranja que llevo en el bolso. Como un jubilado, sí, así.

 

¡No me gusta la textura!

Tritura la fruta y mézclala con yogur natural sin azúcar y añade canela. Añádele también chocolate negro, coco rallado, frutos secos… Yo reconozco que esto no lo hago porque si hay algo que me gusta menos que la fruta ¡es el yogur! Pero a mi chico, por ejemplo, le encanta así.

Sorprendentemente he pasado de no probar la fruta a tomar dos piezas al día. Incluso cuando salgo a comer fuera busco la opción que tenga fruta con el único fin de cumplir con esto: ¡que un día me pedí piña de postre en vez de tarta de queso! Que siiii…que la piña iba flambeada con ron miel, canela y demás cositas ricas ¿pero era una fruta, no? Pues cuenta.

 

Orquídea