A medida que te haces mayor y haces menos vida social o nocturna, o qué sé yo, que viene una pandemia y lo cierra todo, muchas veces ves como salida las aplicaciones de ligar a la hora de conocer gente. Y será que no sé ligar o tengo mala suerte de cojones, pero qué compleja estrategia, movimiento de ajedrez prácticamente, se esconderá detrás de la sucesión de acciones que son agregarme a Instagram, preguntarme “qué tal” y adjuntarme una foto de sus genitales. Pues sí. Cuando repartieron la mala suerte yo hice la fila en el Quiosco como 8 veces.

Reconozco que se me da mejor el directo. Miradas, coqueteos, un par de bromas, lenguaje corporal, el tacto, el olor. Ahí veo las señales, reconozco las alertas, sé cuándo huir, sé cuándo avanzar. Y nadie se baja los pantalones en medio de la discoteca o la oficina.

 

Pero por las aplicaciones… Está la lucha de poder del quién escribe primero, el que escribe rápido y el que tarda en contestar, los leído, las stories vistas, los me gustas. ¿Para cuándo el botón de «Me gusta que te guste»? Sería arriesgado porque existiría la posibilidad de entrar en un bucle de «me gusta tu me gusta» hasta que alguien se canse y le dejé de gustar, por consiguiente tampoco le gustaría más el botón y ya no tendría sentido. Estaría bien la posibilidad de cambiar el botón de «me gusta» por uno de «te follaba» para pillar mejor a la gente. Aunque yo propondría sin duda uno de «Me importa una mierda».

Tampoco estoy desesperada por ligar, pero es un entretenimiento divertido. La semana pasada separé a dos palomas que se estaban peleando y luego iba en el metro con cargo de conciencia porque igual se estaban cortejando y rompí una intensa relación. Así de apasionada soy. De hecho he dejado de ver La Isla de las Tentaciones antes de dormir porque luego tengo pesadillas con que nadie me elige para las citas.

 

En serio, ¿qué ha cambiado? ¿Por qué es tan raro encontrar a alguien medianamente interesante en una app para ligar? ¿Es algo generacional? La mayoría de mensajes son cortos, con faltas de ortografía e igual de seductores que el manual de una lavadora. Mucho chico mono, es verdad, con cuerpazos, haciendo deporte en la cima del Everest, abrazando a niños africanos y tomando el sol en slip en Bali. ¿Pero sabéis esas personas que son tan guapas, tan guapas, que de guapas son sosas? O te hacen ghosting o son más insistentes que Youtube Premium.

 

Mucho tío con pareja, mucho rollo de una noche pero poca gente clara desde el principio. Es como que las reglas del juego hubieran cambiado. Imaginaos ahora que Dirty Dancing transcurriera en Benidorm. Os vuela la cabeza, ¿verdad? Sea como sea, el corazón, los preservativos y los cojones, no deberían de romperse.

 

@LuciaLodermann

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