No sé ni cómo salió el tema, no lo recuerdo.

Un momento estábamos hablando de en qué nos gustaba invertir nuestro tiempo de ocio, al siguiente de que me había sometido a una reducción de estómago y de que había bajado 60kg. A él el tema le interesaba, porque también era un exgordo. No exobeso mórbido, pero sí el típico chico que había sido un niño gordo y que, en la agitación de la adolescencia, se había machacado para dejar de serlo. Tanto era así que, aunque trabajaba de administrativo, era un loco del deporte y estaba preparándose para ser preparador físico y entrenador personal.

Recuerdo pensar que me gustaba que fuese alguien que perseguía sus metas y que se estuviera esforzando tanto en transformar lo que había sido una obligación en una pasión, y esa pasión en un medio de vida.

Tinder Sorpresa: Usó mi cambio físico para ganar dinero
Foto de Pavel Danilyuk en Pexels

Recuerdo también que no me sentí juzgada, sino objeto de admiración. Como que ese chico, que de alguna manera comprendía mi pasado y mis experiencias, no lo reprobaba en absoluto. Al contrario, quería saber más, averiguar cómo había sido el proceso, ver fotos del antes, del después y del medio. Yo se las enviaba y me maravillaba de lo bien que me sentaba hablar de ello con él. No es que lo ocultara ni nada, pero no me gustaba ver mis fotos de antes. Sin embargo, él lo trataba con tanta naturalidad y entusiasmo, que no dudé ni un momento en hacerle llegar todos los documentos gráficos que me pedía. Por otro lado, después de algunos fiascos tinderianos, me gustaba y me halagaba haber dado con un chico que por fin tenía un interés sincero en mí.

 

Llevábamos unas cuantas semanas quedando cuando me dijo que iba a estar fuera haciendo unas formaciones o algo así, y que no podríamos vernos en un tiempo. Que íbamos hablando… Y es verdad que algo fuimos hablando, pero cada vez menos y más espaciado y con menos intensidad. Vamos, que era evidente que la cosa se estaba enfriando. Hasta que se congeló del todo. Fue entonces cuando la amiga de una amiga le envió unos pantallazos que ella no tardó en enviarme a mí. Y yo casi me muero cuando vi mis fotos al alcance de cualquiera y publicadas sin mi consentimiento.

Tinder Sorpresa: Usó mi cambio físico para ganar dinero
Foto de Andrea Piacquadio en Pexels

El chico de marras había dado un paso más en su intento de cambiar de profesión. A mi costa, en parte. Porque mis fotos eran la piedra angular de su promoción como entrenador personal. Las había convertido en reclamo publicitario. En ejemplo del antes y el después de su labor con sus clientes.

 

No sé qué habría hecho de haberlo tenido delante, porque la verdad es que ni conseguí localizarlo. Primero desaparecieron las fotos, al poco la cuenta de Instagram y luego el chaval. Porque no volví a verlo ni fui capaz de dar con él.

Y yo ahora vivo con el miedo a que se haya abierto otra cuenta que no encuentro y que mis fotos vuelvan a rular por ahí como cebo para sus clientes potenciales.

Desde luego, una para aprender.

 

Anónimo

 

Envíanos tus Tinder Sorpresa a [email protected]

 

Imagen destacada