El otro día una lectora me escribía para darme las gracias por uno de mis artículos, ya que le había resultado muy útil, cosa que le agradecí enormemente.

Al terminar me comentó algo que me llamó bastante la atención, me dijo que yo era una mujer fuerte, que se me veía claramente y que decía las cosas tal y como eran y que ella estaba trabajando mucho para llegar también a ser así.

Mi impresión no vino por sus palabras, porque creo que decirle a alguien que es una persona fuerte es uno de los mejores cumplidos que te pueden hacer.

 

Pero mi sorpresa vino por varios motivos, el primero es que yo nunca me había replanteado si era una mujer fuerte o no, yo soy como soy y lucho por lo que creo que es justo y mejor, y que, pensándolo detenidamente, escucho con mucha frecuencia eso de “mujer fuerte”, pero en el caso de los hombres creo que nunca o casi nunca lo he oído.

Y ¿Por qué?

Pues creo que un poco la esencia es que en el caso de los hombres, el ser fuerte (no solo a nivel físico) es una condición como que se da por hecho, mientras que nosotras, en cierto modo, tenemos como que demostrar que somos fuertes.

No es algo que se de por hecho sin más, tenemos que pasar por una serie de cosas o demostrar otra serie de tantas, para que se nos pueda catalogar como tal. Y lo peor de todo, no es que digan que es que hay algunas mujeres fuertes, si no que, parece que se da a entender que si no eres mujer fuerte es porque eres débil.

Hace tiempo a nuestra querida Emilia Clark, madre de dragones, le hicieron una entrevista donde justo le preguntaban por cómo se sentía al hacer papeles de mujeres fuertes, a lo que ella contestó, que ella no hacia papeles de mujeres fuertes, hacia papel de mujeres  y punto.

Y repetía que haciendo esa “diferenciación” con mujeres fuertes, daba a entender que el resto no lo eran.

Sinceramente pienso que todas y cada una de nosotras somos mujeres muy fuertes, con nuestras diferentes historias de vida a cuestas, sabiendo gestionar las cosas de mil formas diferentes, pensando de formas distintas o dando prioridad a unas cosas u otras, pero eso no nos hace más débiles a unas frente a las otras.

Creo que la chica que me escribió y me definió como una “mujer fuerte” es igual o todavía más fuerte que yo, porque tiene conciencia de sí misma y trabaja para mejorar, y eso para mí es la fortaleza.

Da igual que ahora estés pasando por un mal momento, da igual las veces que te caigas, tu esencia, tu “mujer fuerte” sigue ahí contigo acompañándote a cada lado que vayas, y es una parte que te define y definirá siempre.

Porque todas nosotras somos mujeres fuertes, y no es algo excepcional, es algo NORMAL.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

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