Cuanto estés abrumada y te sientas pequeñita, cuando tengas lágrimas en el alma y creas que no te queda nadie en quien confiar, cuando te encuentres perdida y las penas te envuelvan, no te preocupes y recuerda estas palabras: mañana será otro día. Parece que va a llover para siempre y no. Lo mismo pasa con el dolor. Abrázate fuerte, creeme, pronto va a pasar. A veces el dolor viene a enseñarnos que las cosas no son como queremos. Y cuando podemos aceptarlo, se va. Y nos deja en paz.

A veces se amontonan los problemas y cuando vas a solucionar uno, llegan dos de golpe. Te atormentas con las expectativas que tienes o que otros tienen de ti misma pero no estás obligada a aceptar todo, sonreir siempre, complacer al mundo y callarte. Nadie está obligado a ser lo que no es.

Durante un proceso de mi vida creí que los problemas nunca iban a irse, algunos problemas en forma de miedos, otros en forma de personas. ¿Y sabes qué? Me di cuenta que perdí un montón de cosas, entre ellas el miedo. Y es lo mejor que me pudo pasar. No me interesa lo que piensen de mí. Me interesan los que piensan en mí. Y me lo demuestran. Algunas personas no merecen ni el privilegio de ser un problema.

Así que si estás en un bache o en el último de muchos, junta tus pedazos, vuélvete a armar y siente que eres más fuerte que antes porque las personas más fuertes son las que antes se rompieron en mil pedazos. Y deja de culparte. No te preocupes, no haces todo mal, no eres culpable de nada. Elígete a ti antes que al resto porque la vida es maravillosa cuando decides quererte. Porque sin amor nada de esto tiene sentido y porque la vida multiplica el amor que das. Porque cuando te escoges, te sanas y te salvas.

Aunque duela hay que dejar ir lo que ya se fue y volver a empezar. Cerrar un ciclo y abrirse a lo nuevo. Lo importante es sonreír. No importa si es con melancolía o con un trozo de verdura entre los dientes. Así que no te preocupes más, porque después de todo, mañana será otro día.

 .

@LuciaLodermann
 .

Imagen destacada