He escuchado rumores de que se están planteando hacer una segunda temporada de Veneno, porque el fenómeno que ha creado ha sido muy grande. La serie Veneno, de los padres de “La llamada” es una obra maestra necesaria para nuestra época y para dar visibilidad al sector trans y al colectivo LGTBI, pero si hay algo que ha destacado, es ella.

No voy a decir que Paca La Piraña ha eclipsado la historia de Cristina Ortiz, porque no es así ni por asomo, pero seguro que muchos de los espectadores se han quedado con ganas de más. ¡Paca engancha!

Lo que más me ha gustado de ella es que es una gran actriz sin saberlo. Yo hago teatro y sé que mostrar naturalidad es el papel más difícil que puedes interpretar. Está claro que, si haces de ti, la cosa puede pintar más fácil, pero claro, no haces de ti en una situación fácil de recordar, pero con esfuerzo y con cariño consigues mostrar al público qué sucedió realmente.

Paca, la nueva diva de lo real, se merece una historia para ella sola y así conocer todo su proceso, cuándo decidió dar el paso, sus amoríos, cómo se ha sentido discriminada por su condición de transexual o incluso que nos explique cómo hace las paellas. ¡La necesitamos!

Fijaos si es mágica que le crearon un consultorio en el que trataba varios temas cotidianos, que los solucionaba con una naturalidad y una lógica aplastante que sorprendía, de ahí que nazca la necesidad de tenerla más tiempo en nuestras pantallas.

Siento ser tan subjetiva, pero se ha convertido en mi Wonderwoman particular. No hay nada que llegue más al público que la verdad y esta señora tan transparente y auténtica que clamamos al cielo que siga alegrándonos los días durante mucho tiempo.

¡Que viva Paca la Piraña!