¡Oh mama! Tú y tu follamigo os estáis pegando un homenaje de esos que, a nivel calorías, te convalidan dos clases de zumba. Piernas, culos, morreos guarrindongos,  humedad… en fin, lo que viene a ser un polvazo en toda regla.

Después de los fuegos artificiales: Post-polvo de rigor. Aunque a  mí me da por comer, también es aceptable (y mucho menos sano, allí lo dejo) cigarrito a medias para recuperar el aliento.

Como los mejores partidos se juegan a en casa, acompañas  al jugador rival a la salida. Bien jugado, nos vemos en el partido de vuelta. Y justo en ese momento se produce lo que podemos llamar la cobra 2.0:

Te acercas a darle un pico, y él, gira ras a la izquierda y te planta un beso en cada mejilla.

Cierras la puerta. Aturdida por lo que acaba de pasar. Y no porque te tiemblen las piernas después de la sesión sexual, qué también, sino por los besos en plan tía abuela que viene a verte del pueblo por Navidad que te acaban de dar.

 

 

Algún inocente podría pensar que es por vergüenza o por pudor. Pero, ¿en serio después de todo lo vivido durante la sesión de sexo guarro, puede dar corte un simple pico?

Cierto es que, asociamos el beso en la boca a un nivel de intimidad más alto que al del beso en la pepita.

¡Qué mundo el nuestro!

 

Nos ha tocado existir en un momento donde hay mil opciones de vida. Gracias a todos lo Dioses, ya no estamos obligadas a recorrer el camino social alquitranado que nos profetizaba Extremoduro.

Podemos:

  • Querer mucho a alguien y no follar nunca con él.
  • Follar mucho con alguien y no quererlo.
  • Amar a más de una persona. Estar con más de una persona.
  • No sentir deseo sexual. Sentirlo siempre.

O, como en el caso de hoy, tener sesiones de sexo no aptos para los más sensibles y despedirte como si no hubieras estado toda la tarde entre su culo y su polla.

Pues si chicas, me quedo con la libertad del momentum que nos ha tocado vivir. Somos afortunadas de poder querer cómo nos dé la real gana.

Aunque a veces, reconozcámoslo, caigamos en la pura contradicción.

¿Qué le vamos a hacer? Somos seres humanos.

 

 

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