Mi cuerpo ha cambiado estos últimos meses. El espejo y la báscula me dicen que estoy mucho más delgada, y aunque no debería dar explicaciones, para que este texto tenga un poco más de sentido os contaré que este cambio radical de peso se ha debido en gran parte a un tratamiento médico durillo al que me estoy sometiendo.

Es algo que mi entorno más cercano sabe, pero el resto no. Y es que que yo sepa uno no va por la vida diciéndole a los conocidos que tiene almorranas o que está curándose una ETS. Sencillamente sigues con tu vida mientras tratas de mejorar tu salud. Y qué coño, todo lo que pertenezca a tu intimidad está en ti la decisión de querer compartirlo con el mundo o no.

La movida es que mi cambio físico es evidente, y aunque no ha sido buscado, parece que la gente cree que sí y me felicitan como si hubiera escalado el Everest. Y me he dado cuenta en estas últimas semanas que la sociedad no solo ha mejorado ni es más body positive, sino que seguimos exactamente en el mismo punto, y seguimos asociando delgadez a éxito social, aceptación y belleza.

Todo el mundo me dice ‘estás más delgada’ como si yo no tuviera espejo en casa, y  sobre todo, me lo dicen esperando escuchar un GRACIAS. Porque yo debería estar tremendamente agradecida de no ser ya el monstruo gordo que era. Y yo me pregunto… Si no se le debe decir a alguien que ha engordado, ¿por qué seguimos normalizando el hecho de felicitar a alguien por haber adelgazado?

Primero de todo estar más delgado no necesariamente implica estar más guapo. Y segundo, detrás de un adelgazamiento puede haber infinidad de razones y algunas no muy bonitas. Imagínate que le estás dando la enhorabuena por haber adelgazado a alguien que tú no lo sabes pero está en pleno tratamiento de quimioterapia.

PUES ESO.

Que dejar de opinar sobre otros cuerpos no quiere decir solamente dejar de llamar gordos a los gordos. Quiere decir que está mal opinar sobre cuerpos ajenos cuando no te preguntan, ya sea porque han engordado, adelgazado, envejecido o perdido pelo.

Y quizás deberíamos empezar a asumir con normalidad que las personas cambian y que eso forma parte de la vida. Los cuerpos sufren cambios, pero ninguno de ellos afecta a nuestra valía como persona.

Pensemos antes de hablar.

Gracias

 

Sandrita.