¿Alguna vez habéis visto a un hombre avergonzado diciendo que disfruta con una felación? ¿Y alguna chica confesando por lo bajini que su novio y ella practican el misionero cada noche? ¿Y os habéis sentido avergonzados por masturbaros de vez en cuando de forma convencional? Por supuesto que no, porque todas estas prácticas son consideradas como algo standard o normativo. Sin embargo, cuando el factor anal entra en la ecuación todo se complica.

Hay un tabú que rodea todo lo relacionado con el sexo anal en los hombres heterosexuales. ¿Por qué en pleno 2020 seguimos avergonzándonos por sentir placer al recibir estimulación en el culo?

Analicemos todos los mitos falsos que rodean esta práctica tan sana y divertida:

El falso vínculo entre lo anal y la homosexualidad

Muchas chicas se preocupan cuando su pareja confiesa que disfruta con la estimulación anal. “¿Y si es gay?”, se preguntan. En el lado opuesto, muchos chicos sienten vergüenza y en consecuencia no dicen abiertamente que les gusta esta práctica, viviendo su sexualidad de una forma parcial y limitada.

Esta creencia es sexista y homófoba. El hecho de que te guste que toqueteen tu ano no tiene nada que ver con tu orientación sexual. Es algo placentero, sin más. Una cosa es lo que tu cuerpo siente al ser estimulado y otra muy distinta es lo que atrae a tu cerebro.

Considerar la estimulación anal como algo antihigiénico

Todos tenemos pelos en el culo. Todos hacemos caca. Todos sudamos. ¿Entonces por qué se considera más antihigiénico el ano de un hombre que el de una mujer?

Siempre y cuando te limpies apropiadamente, te duches como es debido y cuides tu higiene, esta práctica no tiene nada de sucio.

 Saber a ciencia cierta que no te gusta sin haberlo probado

En el sexo no hay reglas. Absolutamente todo está permitido siempre y cuando haya consenso y respeto entre las personas implicadas. Si te gusta algo, es tan sencillo como decirlo abiertamente y si tu pareja está cómoda, probar. Lo mismo sucede cuando algo no es de tu agrado.

No puedes obligarte a realizar prácticas sexuales que te incomodan, pero lo ideal es analizar el motivo por el cuál te sientes así. Si la razón por la que no quieres recibir estimulación anal son prejuicios y mitos falsos, estás cometiendo un error.

Un dedo por el culo es placentero, independientemente de tu género. Además, en el caso de los hombres se estimula la zona de la próstata y es una sensación completamente diferente a la masturbación, el sexo oral o la penetración. No te avergüences si te gusta, y tampoco lo hagas si quieres probarlo por primera vez.

Innova, conoce tu cuerpo y descubre sensaciones nuevas. El sexo es un momento de conexión para pasarlo bien, no para inhibir nuestros deseos.

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Cómo ha sido mi experiencia con el placer anal

Es muy fácil hablaros de mitos y consejos desde la teoría, pero en la práctica no todo es tan fácil.

En mi caso siempre he sentido curiosidad por el sexo oral, la masturbación y la penetración anal. Mi mejor amiga había probado con su chico y me hablaba maravillas sobre lo mucho que disfrutaba, lo bien que se lo pasaban y lo excitante que era.

En junio conocí a un chico con el que sentí una conexión sexual y emocional brutal. Comenzamos a probar cosas nuevas, a hacerlo en sitios diferentes, a usar juguetes sexuales en pareja. Vamos, que redescubrí el sexo. Como le noté muy abierto con la sexualidad un día le pregunté si pondría alguna barrera en el sexo. Me dijo que él quería probarlo todo al menos una vez y en ese momento le pregunté si alguna vez le habían metido un dedo por el culo o se lo habían comido. Respondió que no, pero que le gustaría probarlo, aunque nunca había tenido confianza con una chica como para decírselo.

Hablamos largo y tendido sobre el tabú de lo anal y lo irónico que es que nadie pida con vergüenza una mamada, pero si que le metan un dedo por el culo o se lo coman. Esa misma noche probamos y fue increíble.

Le vendé los ojos y con una mano comencé a acariciarle la espalda. Poco a poco fui bajando y deslicé mi lengua por sus nalgas hasta rozar su ano. Él estaba cada vez más excitado y comencé a masturbarle con una mano a la vez que introducía un dedo de la otra en su culo. Fue tremendamente excitante y, palabras suyas, tuvo el mejor orgasmo de su vida.

35 años tiene mi ligue. De esos 35 años, probablemente llevará 15 con curiosidad. Imaginad inhibir vuestro deseo u ocultarlo por vergüenza.

Os prometo que la experiencia fue brutal y no fue la única vez que lo hicimos, aunque sí la primera. Hemos repetido y nuestra vida sexual cada vez es más divertida y placentera. Nada de lo que hemos probado es antihigiénico o tiene que ver con la orientación sexual. Es placer, sólo eso, así que dejemos de lado mitos absurdos y disfrutemos del sexo en cualquiera de sus formas y expresiones.

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