¿Tienes ganas de perder el tiempo? ¿Te motivan nuevos retos inesperados? ¿Disfrutas aprendiendo de gente con taras mentales? ¿Te pone cachonda que te bloqueen sin motivo? Únete ya a Tinder y espera a encontrarte más fauna y flora que Félix Rodríguez de la Fuente.

Reconozco que a mí me pasan cosas bastante surrealistas pero mi última cita del Tinder podría ser perfectamente el guión de una peli de Almodóvar. Un chico que aparentemente era normal, sin ninguna referencia sexual, escribiendo de forma continuada durante dos semanas, listo, majo, guapo. Aquí fallaba algo… ¿Sería un fake fingiendo ser otra persona? ¿Sería Santiago Abascal?

Pero quedamos en persona para tomar algo en un bar y era él, más guapo incluso que en las fotos. Lo único malo es que tenía voz un poco gangosa pero el resto compensaba ese pequeño detalle.  Y como íbamos a beber vino los dos, pidió directamente una botella. Pero tras medio vaso de vino me suelta «bueno, ¿vamos ya a mi casa?»

Hostia pavo, directo a la yugular. Y con la botella casi entera.

 

– A ver, que me pareces muy majo y atractivo, pero estás yendo un pelín rápido, o más bien la palabra sería brusco.

– No, es que no me gustan los bares, prefiero estar a mi rollo en mi casa, con música, relajado.

– Ya bueno, pero no es que estés en pelotas en una sauna turca, eso entendería que te incomodase. Esto es un bar y el objetivo es conocer a la otra persona. Es lo mismo aquí que en tu casa.

– Vamos a estar más cómodos en casa, cielo.

 

Y así insistió como unas 4 veces más a lo largo de 15 minutos hasta el punto que me cabreé.

 

– Mira, estamos perdiendo más tiempo discutiendo por qué no me voy a tu casa que en conocernos. Si tu objetivo era follar haberlo dicho de primeras.

– Qué va, para nada. Te estás equivocando conmigo. Yo quiero conocerte, busco algo serio, no soy como los demás. Perdona si te he hecho sentir incómoda, porque para nada soy ese tipo de persona.

 

Total que cojo y me voy al baño a la planta de abajo. Un chorrito rápido, nada de nada. Y al volver cuál es mi sorpresa cuando veo la mesa con las dos sillas vacías y voy a escribirle al whatsapp y me había bloqueado.

Se había fugado en mitad de la cita. Me hizo una megabomba de humo un gangoso y con una botella de buen vino sin pagar. Y esto sólo se cura con Cheetos y Haribo, amigas.

Porque a mí también me ha pasado de que no me gustase alguien en una cita o quedar desencantada con alguien, pero imagino que le debes un poco de educación a esa persona que ha hecho el esfuerzo de quedar contigo. La impunidad que dan las nuevas aplicaciones a la hora de ser falso nos conduce a una ética dudosa que cada vez más y más aplican.

Estoy hasta la peineta. Voy a quedar directamente para follar y si sale bien ya vamos de cenas. Porque un tiempo invertido y maquillaje gastado que no me compensa. Tinder me sale caro. Por eso debería ser necesario una plataforma de afectadas del Tinder para que cuando una cita te salga mal, poder pedir una subvención o que te lo descuenten de la declaración de la renta. Hoy me gasté 20 euros en un conjunto de lencería y 20 euros en cocktailes y resulta que estaba casado. Pues reembolso en el número de cuenta.

Aunque mucho mejor sería una app que te dijese quien te está haciendo perder el tiempo.

@LuciaLodermann

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