Cuando sales con una persona ególatra y desconfiada, nunca sabes por donde te va a salir. A veces crees que le vas a dar la sorpresa de su vida y te sale el tiro por la culata. Eso fue lo que me pasó a mí, que le preparé un San Valentín especial y me dejó. Si, me dejó. ¿Queréis saber por qué? Pues os lo cuento, que es muy fuerte…

Mi chico y yo llevábamos juntos desde principios del verano. Yo estaba enamorada de él hasta las trancas, y él decía que también, pero si habéis estado alguna vez con un tío narcisista, ya sabéis cómo son: nunca eres su prioridad, siempre estás pendiente de que quiera incluirte en sus planes, te hará sentir inferior a él, sentirás que eres afortunada por estar con una persona como él, que no estaba a tu alcance, y un montón de sentimientos así. Al principio son encantadores, pero acaban anulándote como persona. Os cuento todo esto para poneros en antecedentes y que podáis entender bien la historia.

Era nuestro primer San Valentín juntos, el pasaba bastante de esas cosas, me dijo, pero a mí me apetecía hacer algo, así que se me ocurrió lo que yo pensaba que era una super idea: aglutinar todas las chorradas sensibleras del día de los enamorados y prepararle una velada super ñoña. La intención era hacer una parodia, reírnos, pero a la vez disfrutar de ese día especial juntos.

Bueno pues os cuento el plan: alquilé una noche de hotel en el centro de nuestra ciudad. A partir de las 12 de la mañana ya podía entrar en la habitación así que allí me planté para decorarla a tope; puse fotos nuestras, compré flores, bombones, globos de corazón, serpentinas y guirnaldas rosas y todo tipo de decoración que vi de la temática de la festividad.

Nosotros hablábamos prácticamente a todas horas por WhatsApp, así que le tuve que decir que el sábado por la mañana me tocaba trabajar, y mientras preparaba nuestro San Valentín hiper romántico, él pensaba que yo estaba trabajando.

Por la tarde habíamos quedado como cualquier sábado para dar una vuelta, tomar algo o cenar por ahí. Según nos vimos le dije que le tenía una sorpresa, y su primera reacción fue ponerse nervioso y decirme que no le gustaban las sorpresas.

Cogimos el metro y durante todo el trayecto me fue presionando para que le contara de qué se trataba la sorpresa. Al final, como fue tan insistente, le conté que había cogido un hotel para que pasáramos la noche juntos. Se le torció el rostro y empezó a protestar, que esas cosas se avisan, que el domingo por la mañana tenía cosas que hacer y yo le estaba trastocando sus planes.

Llegamos al hotel de morros. Yo pensaba, cuando subamos a la habitación y vea la decoración que le he puesto seguro que se le pasa el enfado, le va a encantar. Pues nada más lejos… abrimos la puerta y por unos segundos se quedó en shock. Luego sonrió y me abrazó, pero al momento empezó a hilar y a hacer preguntas: que quién había decorado así la habitación, que tenía que haber sido yo porque había fotos nuestras, que si eso era cosa del hotel en algún momento tenía que haber ido yo a llevar las fotos. Y ya se lo conté todo, que por la mañana había estado yo allí colocando las cosas.

Y entonces fue cuando se montó la tercera guerra mundial: entonces me has mentido, me dijiste que estabas trabajando y era mentira, estabas aquí haciendo esta horterada, vete tu a saber si no has usado ya la habitación con otro, porque si eres capaz de mentirme para esto, eres capaz de ocultarme una infidelidad.

Yo no daba crédito a lo que me estaba diciendo. Le había preparado aquella sorpresa con toda la ilusión del mundo y me estaba acusando hasta de serle infiel. Lo lógico habría sido mandarle a tomar por culo, pero como yo estaba metida en una relación tóxica y estaba anulada, comencé  a pedirle perdón y decirle que nunca más iba a volver a hacer algo similar.

¿Pues sabéis qué? Me dejó allí y se fue. Y yo, llorando como una magdalena, me quedé a quitar la decoración y luego me fui a mi casa. Al día siguiente le escribí como 50 WhatsApp pidiéndole disculpas y él me contestó que no le molestara más y que no quería volver a verme.

Y así fue como mi novio me dejó en San Valentín por prepararle una sorpresa. Muy fuerte.

Anónimo