No es que sea yo muy exquisita en lo que a follar se refiere, no hay fluido que me dé asco, soy muy poco tiquismiquis y lo único que necesito es una higiene previa básica. O vas bien duchado o te vas a tu casa. A mi me das eso y un poquito de confianza y lo pruebo todo, si no me gusta no me repito, pero yo probar lo pruebo.

Ahora, el tema de follar con la regla no sé yo si es que es un poco tabú, o directamente como que ni te planteas follar cuando la tienes o a lo mejor está más normalizado de lo que creemos, pero para mí no lo estaba o no lo está, ya no sé ni qué decir.

El caso es que tengo un ‘follamigo’ nuevo, lo pongo entre comillas porque en realidad no sé que somos. Como dicen los jarabe de palo, ‘menos que un amor, más que un amigo’. El caso es que este Yandel es un follador nato, le flipa todo, lo prueba todo, lleva la iniciativa para todo, no tiene ningún pudor ante nada y oye, mano santo romper tabúes con alguien que tiene tanta seguridad en sí mismo, en cuanto al sexo se refiere.

Entre otras cosas le he comido el culo (sí, yo a él, algo que jamás me hubiera imaginado en la vida), he probado el sexo anal (algo que tampoco tenía en mente) y he follado con la regla. Ambas tres bastante más satisfactorias de lo que creía. También es verdad que este chico sabe lo que se hace, no tiene pudor y explica todo con total naturalidad, eso ayuda mucho.

Pues bien estaba yo en mi casa toda deprimida cachonda como una mona (no sé si os pasa a vosotras, pero yo con la regla tengo dos moods: ameba o folladora imparable) y empecé a calentarle por whatsapp. Hicimos un poco de sexting y me dijo que venía a mi casa, le dije que no, que tenía la regla el día más fuerte, que en dos días ya estaba ready aunque fuera con restos, me dijo que se la sudaba, que venía igual.

Pues básicamente llegó, tardó en calentarse la cosa unos treinta segundos, porque ya veníamos calientes del móvil y nada, allí estaba yo, con mi tampón puesto sentada encima del jamelgo sin poder follar y frustrándome porque quería que me la metiera hasta la cuenca de los ojos. Estuve frotándome largo rato contra su pene, le comí la poronga a base de bien y cuando estaba en plena mamada, me cogió la cara y me dijo ‘necesito metértela’. Le dije que tenía la regla y me dijo ‘a mí no me importa, ¿a ti te da demasiado asco?’. Le dije que no, que era mi sangre, que igual un poco de reparo, pero vaya, que me daba más cosa por él que por mí.

Acabé yendo al baño a quitarme el tampón medio minuto, no soy una chica difícil de convencer. Volví y al principio todo genial, puse una toalla enorme encima de las sabanas por si acaso. Se ve que nada más quitarte el tampón aquello está medio limpio o eso parece, follamos como animales, yo real que estaba como una perra en celo, cuando me baja la regla y me da por estar cachonda de verdad que tengo los mejores orgasmos de mi vida.  

El caso es que después de unos quince minutos aquello empezó a tener vida propia, la naturaleza volvió a su cauce y lo llené todo de sangre. Su polla, mi toalla y todo mi chichi. A modo de conclusión diré que no fue para tanto, es decir, si no eres una persona muy aprensiva y no le tienes asco a la sangre, no es para tanto. Estás muy lubricada, eso sí.

Si tienes ganas, te apetece, tu pareja sexual y tú no sois muy remilgados con el tema sangre y te lo pide el cuerpo: hazlo. Real que no es para tanto, luego os ducháis juntos, quitáis los restos de sangre y hoy paz y mañana gloria. Real que ha sido uno de los mejores orgasmos que he tenido jamás. No sé si es que se libran hormonas locas durante la mestruación o qué, pero lo gocé muchísimo. Sobretodo antes de que empezara a salirme la sangre y a mancharlo todo, que me costó hacerme a la idea, pero una vez que pensé ‘bah, solo es sangre, no te ralles’, lo gocé como nunca.

Eso sí, recomiendo polvos cortos, porque yo estuve algo más de veinte minutos y manchamos bastante, así que se echas un kiki de dos horas no me lo quiero ni imaginar.

A veces romper tabúes está bien, para mí este ha sido uno de ellos.