Siempre he sido una chica que se fijaba mucho en su cara. Desde pequeña, notaba algo diferente en mis fotos, pero no sabía exactamente qué era. Con el tiempo, me di cuenta de que tenía una asimetría facial bastante evidente. Si alguna vez te has preguntado qué es cirugía ortognática, te cuento que es una solución que puede cambiarte la vida, tal como lo hizo conmigo.
Desde el primer momento en que supe que había una opción para corregir mi asimetría, supe que debía informarme bien. No fue una decisión tomada a la ligera. Primero, fui a mi ortodoncista, quien me explicó que mi mandíbula no estaba alineada correctamente y que eso estaba afectando no solo mi estética, sino también mi mordida y, en consecuencia, mi salud dental en general.
Decidí dar el paso y consultar a un cirujano maxilofacial. Allí fue cuando escuché por primera vez en detalle sobre la cirugía ortognática. Me explicaron que esta operación no solo corregiría la posición de mi mandíbula, sino que también equilibraría la simetría de mi rostro, algo con lo que había soñado durante años.
La preparación para la cirugía no fue sencilla. Primero tuve que pasar por una fase de ortodoncia, donde me pusieron brackets para mover mis dientes a las posiciones correctas. Esta parte me tomó alrededor de un año y, aunque me desesperaba ver el tiempo pasar, sabía que era un proceso necesario para que todo saliera bien en la cirugía.
El gran día: la cirugía
El día de la cirugía estaba llena de nervios, pero también de esperanza. Sabía que el proceso sería doloroso y que la recuperación no sería inmediata, pero tenía muy claro que valdría la pena.
La cirugía duró varias horas y, cuando desperté, me encontré con la cara inflamada y con algo de dolor. Pero no me importó. Lo vi como el comienzo de una nueva etapa. Lo más difícil fue la primera semana. Apenas podía comer, y tuve que alimentarme con líquidos y purés. Hablar era un reto, pero cada día me sentía un poco mejor.
La recuperación: paciencia y esperanza
La recuperación fue un proceso lento. Los primeros meses son los más complicados, sobre todo porque ves que la inflamación tarda en bajar y, sinceramente, a veces te preguntas si valió la pena. Pero cada vez que me miraba al espejo, veía pequeñas mejoras que me motivaban a seguir adelante.
Una de las cosas que me ayudó durante la recuperación fue recordar que la cirugía no era solo por estética. Al corregir la asimetría facial, también estaba mejorando mi salud bucal y mi calidad de vida. De hecho, los dolores de cabeza que solía tener desaparecieron casi por completo, y mi mordida mejoró significativamente.
Pasados seis meses, la mayor parte de la inflamación había desaparecido, y los resultados empezaban a ser más visibles. ¡No podía creer lo que veía en el espejo! Mi rostro estaba mucho más simétrico, y la gente que no me veía desde antes de la cirugía me decía que me veía diferente, pero no podían identificar exactamente qué había cambiado. Eso me hacía sentir increíble.
Hoy, a un año de mi cirugía, puedo decir que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. No solo porque me siento más cómoda con mi aspecto, sino porque sé que también mejoré mi salud en general. Si estás considerando someterte a una cirugía ortognática, te diría que lo pienses bien, te informes y, si es lo que necesitas, no lo dudes. El camino puede ser largo y a veces difícil, pero al final, vale la pena.