Esta semana ha sido muy estresante y mi paciencia se ha agotado por completo, pero lo sucedido en los últimos días me ha sacado de quicio.

Iba corriendo de aquí para allá y no me había dado tiempo a comer. Estaba pegando mordiscos a una manzana para que no me rugieran las tripas luego y una señora me vio y dijo: ¡Con razón estás así si no paras de comer!

¿Perdona? ¿Por una manzana? Iba tan acelerada que ni me planteé decirle que no tenía vergüenza, pero de ahí nace este escrito.

¿Quién no ha comido alguna vez por la calle? Hay miles de ejemplos cada día de gente que se come un bocadillo antes de clase, otros que prefieren almorzar en un banco de un parque para tomar el aire fresco y desconectar un poco de la oficina y niños y niñas que se comen su merienda mientras juegan en los columpios, y eso no le hace adictos a la comida.

Lo que verdaderamente me jode es que por estar gorda ya presuponen que eres una zampabollos y por eso tus curvas son más pronunciadas, pero yo me pregunto: como ya estoy gorda, ¿no necesito comer nada más? ¿Tengo reservas suficientes para aguantar un mes sin pegar bocado?

Parece mentira que diga esto, pero me da en la nariz que hace falta recordar que las personas necesitamos nutrirnos y no comemos por vicio, sino por necesidad. No te digo yo que en mi infancia o adolescencia me podría haber puesto una puntadita en cada lado de la boca para que entrase menos cantidad de comida, pero no por ello tengo que ser una adicta que ni siquiera puedo caminar por la calle sin tener algo que engullir.

Cuando ves a una persona no obesa haciendo esto, se suele pensar: “pobrecillo, no tiene tiempo ni para comer con tranquilidad”, pero te ven a ti y ya es gula. Esto es un prejuicio más ante la gordo fobia que muchos procesan y pocos reconocen. ¿Por qué no nos tratan por igual por estar gordas?

Me ha pasado en varias ocasiones que me han mirado mal por pedir sacarina o preguntar si tienen refrescos sin azúcar o light en lugar de normales, o poner cara de asombro porque pido una ensalada en lugar de una hamburguesa. El acabose es cuando comentas que haces algún deporte y además se te da bien, porque, al parecer, la destreza se va con los kilos. Pues chica, esta gorda patata que come por la calle y que dedica estas letras a esa señora tan observadora, es muy buena en natación y los prejuicios de muchos, hacen que esto parezca impensable.

Estaré gorda, pero me cuido cariño. Además, puedes ser gorda y diabética de nacimiento, sin que tu estado físico sea la causa de tu enfermedad; al igual que hay delgadas con el colesterol por las nubes, aunque se crea que ellas sí que tienen mejores hábitos que los tuyos.

En fin, tras este desahogo necesario, recuerdo al pueblo que no se puede prejuzgar ni opinar sin saber, porque es casi seguro que vas a meter la pata con tus suposiciones de desconocimiento.