Podrán decir que soy una asquerosa y una sosa, pero a mí esto de entrar en un año nuevo me parece un coñazo. Cuando era peque en el cole tenía que acostumbrarme a escribir un año distinto y la mayoría de fechas que apuntaba durante el mes de enero tenían un bonito tachón al final. Hoy no me tengo que preocupar por eso, pero hay cosas aún más coñazo por las que, parece, me tengo que desvivir sí o sí: los cambios.

pfff

Según todos: año nuevo, vida nueva. Pero, ¿seguro? ¿De verdad tu vida va a cambiar porque cambie la última cifra del año? ¿De verdad tanta diferencia hay entre un 6 y un 7? Seamos realistas: no, nada va a cambiar. Todo va a seguir siendo igual, ya sea para bien o para mal; vas a tener a los mismos compañeros pesados de curro, el tío que no para de mandarte mensajitos a pesar de haber sido rechazado miles de veces va a ser el mismo, tus ganas de ir al gimnasio no van a aumentar así sin más y tus problemas no se van a disipar mágicamente en la uva número 12. Que no, que me digan lo que quieran, pero nada va a cambiar. A no ser, claro, que le echemos carota y lo cambiemos todo nosotros.

Porque sí, admitámoslo: llega un nuevo año y todos le pedimos cosas mágicas. Pobrecito mío, acaba de llegar y ya tiene una lista inmensa de cosas que hacer, no le dejamos ni recuperarse de la resaca. Que si al año nuevo le pido que me dé fuerzas para dejar de fumar, que si le pido que mejore mi sueldo, un novio fantástico, una relación con mis padres fantástica, un nuevo piso fantástico… Pedir es muy fácil y todos lo hacemos a veces de forma incontrolada pero… estas cosas se las tenemos que pedir al año nuevo, ¿o a nosotros mismos?

Ah, amigos, ahora no es tan fácil. Todos sabemos pedir pero a la hora de hacer… ahí la cosa se complica.

La cuestión es que, por triste que suene, en estos casos la magia jamás actuará sola, necesita alguien que la ejecute. Y ese alguien somos nosotros. Que se cumplan todos nuestros propósitos no está en manos del año nuevo, ni de las 12 uvas, ni de la suerte de comérnoslas todas sin morir en el intento; eso está únicamente en nuestras manos. No le pidas cosas al 2017, ve a buscarlas tú. Sé tú mismo el que consigue sus objetivos, sé tú mismo el héroe de tu año y de tu propia historia. Lucha por lo que quieres conseguir. A veces será complicado y parecerá casi imposible pero, estoy segura de que si tú no puedes conseguirlo, el 2017 tampoco. Y si algo no se cumple o no sale tan bien como hubieras deseado, no culpes ni al mal año que has vivido ni a ti mismo, culpa a que las cosas no siempre salen bien, por mucho que queramos.

Y, sobretodo, no te agobies con eso de los cambios. Puedes marcarte nuevos objetivos o nuevos sueños por cumplir, pero no siempre es el mejor momento para llevarlos a cabo. A veces que empiece una nueva etapa para otros no quiere decir que empiece también para nosotros; a veces nos toca seguir con lo mismo pero, eso sí, con ánimos renovados y máxima motivación.

motivation