¿Alguna vez has hablado contigo? ¿Y te has escuchado?
Las expectativas son una de esas grandes trampas de la vida. Esperamos y esperamos y siempre de los demás: del vecino, del amigo, de la pareja, del compañero de curro, de la familia… que nos digan, que nos hablen, que nos den, que nos escuchen, que hagan… lo que queremos, lo que esperamos, lo que pensamos que merecemos, lo que nosotros haríamos ¿Y tú? ¿Qué quieres de ti?¿Qué esperas de ti, qué te mereces?¿Te lo das, te lo dices?
Esperamos recibir de los demás todo aquello que no estoy muy segura ni que nosotros mismos nos demos y nos permitamos recibir de nosotros mismos. Y qué tal si hoy, por empezar por un día, te dices lo de puta madre que eres:
Querida: tú, sí, TÚ, la que ves cada día en el espejo, vales oro, platino, diamantes en bruto: eres lo más. Mírate hoy, ahora, con la cabeza bien alta, con chulería, con decisión y segura de ti misma porque lo mereces, porque eres preciosa, grande y todo lo poderosa que quieras ser. Te levantas cada mañana y lo das todo con todo y mereces darlo todo contigo también porque eres brillante, eres perfecta tal y como eres, con tus tristezas, tu carácter, tus dudas, tus sueños, tus temores y tus esfuerzos, tus aciertos y tus errores.
¡Ay, querida!: no estás en este mundo y en esta vida para cumplir las expectativas de nadie, así que, que nadie te digas que no vales, que no puedes o que así como eres está mal, ni siquiera regular. Acepta que nadie ha venido a cumplir tus expectativas, así que no le digas a nadie que no puede, que no vale o que así como es, está mal o regular. Cada uno por su vereda, que es la que uno hace, uno siembra, uno vive y es perfecta sólo porque es suya y es única.
Querida mía: si hablaras contigo cada día y te dijeras lo que te mereces, escucharías la verdad y todo aquello que esperas y de la persona que realmente más importa, que es la que tienes a tu lado cada segundo de tu existencia. Así que ¿Qué tal si hoy te escuchas y te dices que cada segundo a tu lado es una increíble y deliciosa experiencia? Libérate, querida, de esperas, esperanzas y expectativas y mírate al espejo y ve lo que hay, porque lo que yo veo aquí y ahora, cada momento me FLIPA ¿No lo ves? No existen vacíos que llenar, ni cosas que esperar, porque lo tienes TODO, amiga, lo tienes todo para flipar cada día contigo misma.
Querida, YO: Déjame decirte que me flipan esas explosiones de carácter que te hacen parecer una fiera acorralada cuando estás enfadada y que tienen el mismo encanto que tus susurros envueltos de dulzura cuando amas. Déjame decirte que me flipan tus cambios de humor, de opinión y de dirección, tus dudas, tus idas y venidas, que no es más que la inquietud que te produce la vida porque sientes que se te queda corta para experimentarlo todo, para llenarte de todo lo que puede ofrecerte. Déjame decirte que me flipan tus incoherencias, que no son más que la forma de expresar que no te conformas con tener que elegir entre un lado u otro de cada cosa, que son las ganas y la pasión de saber qué coño se siente en cada uno de los dos extremos de todo.
Déjame decirte que me flipan tus sonrisas improvisadas, tus bailes cuando nadie te ve y suena esa canción que te pone las pilas, tus ojos que dicen más que tus palabras y que llaman la atención porque en ellos llevas el alma, tus conversaciones a maullidos por las mañanas con tu gata, tus ironías y sarcasmos sin filtros, tus besos y tus abrazos, que son la cura para todo y esa cara de borde que es la que disfraza tu timidez. Déjame decirte que me gustas igual cuando estás arriba y crees que eres dueña de todo, que cuando estás abajo y te rindes a la vida. Déjame decirte que me flipan cada una de tus locuras, que no son más que tu corazón y tu alma viviendo sin medida cuando les das esa libertad que, a veces, tanto te gritan.
Déjame decirte que conocerte es lo mejor que me ha pasado en la vida, porque eres ÚNICA. Déjame decirte que te admiro por dejarlo todo y cambiar de rumbo, por volver cuando era tu momento, por llegar hasta aquí, por renacer un millón de veces y por las veces que rota y empapada de tus propias lágrimas buscaste la fuerza que no existía para brillar aún con más luz que la que ya tenías. Déjame decirte que te admiro por esa capacidad para quitarte la armadura cuando más derrotada estás y poner y exponer el corazón una y otra vez. Para seguir cuando las sombras no te dejan ver más camino, por esa capacidad de darle la vuelta una vez más a todo, aunque ya fuera rizar el rizo y es que no hay nadie, absolutamente nadie, como tú.
Déjame decirte que eres la ostia y que si quieres puedes y puedes lo que tú quieras y que puedes quererlo todo porque simple y llanamente TE LO MERECES. Déjame decirte, querida YO, que esta vida es bonita, es intensa, es apasionante, es divertida por la simple e importante razón de que eres tú la que está escribiendo tu guión.
Patricia Ponce
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