No es nuevo el tema de la delgadez, por aquí ya se habló que estar delgada no significa estar enferma ni tener como único objetivo en la vida  entrar en una talla 36, sin embargo, parece que el tema va para largo. Aquí todas nos unimos para luchar contra quienes critican lo ajeno, da igual quien escriba qué, todas coincidimos en una cosa: todo el mundo se cree con el  derecho de opinar porque, como ya escribió mi compi Mireia, al ser delgada no es inapropiado hablar entre todos de mi cuerpo, puede que porque no tengamos los mismos derechos que los demás o porque de qué nos podemos quejar si estamos delgadas ¿verdad?.

 

Soy una chica delgada, se me marcan mucho los huesos, ignoro mi peso, mi talla suele ser la 36, no soy fan de los pantalones hiperajustados ni de las camisetas demasiado ceñidas. A veces engordo, otras adelgazo, mis hábitos alimentarios han variado a lo largo del tiempo, pero una cosa se ha mantenido: siempre hay alguien en mi vida que me juzga por lo que hago o por como soy, porque da igual lo que haga o cómo lo haga, donde pone el ojo, pone la crítica. Y lo peor de todo es que las delgadas tenemos que venir aquí a decir que no amigos, que ser delgada no es ni guay ni no guay que es lo que tenemos y que no, que por ser delgada no tienes NINGÚN derecho a soltarme lo que te dé la gana sobre mi cuerpo, primero porque las delgadas también tenemos sentimientos y, segundo porque si eso mismo te lo dijeran a ti, no te gustaría ni un pelo ¿verdad? Así que…

Muchos dirán: Mujer, si no es para tanto. Pues sí, si que lo es, porque tú no eres la única persona que suelta comentarios «inofensivos» sobre mi cuerpo, eres otra más que se suma a la lista y que, con la excusa de que estoy delgada, me sueltas un Das grima o A ver si comes porque cómo se te notan los huesos, y así una y otra vez. Eres otra más que si me cabreo por tu opinión te molestas por mi reacción y decides sacar la artillería pesada: Pues hija no sé porqué te pones así si es verdad. Si tanto te molesta, come más.

Como soy delgada no puedo llevar cosas holgadas porque parece que todo me queda grande,  no puedo decir que estoy hinchada porque me miran con cara de Tú qué te vas a hinchar, ni tampoco me puedo molestar si, al engordar/adelgazar/mantenerme como estoy, mi peso se convierte en el tema principal de conversación.

Como tengo brazos como palos, no me puede parecer ridículo y ofensivo que alguien a quien apenas conozco me los intente rodear con sus manos y me diga con el mismo tono de voz  con el que se habla a un bebé pero mira qué bracitos tienes. Y yo me tengo que callar porque es verdad ¿No es así? Y, por supuesto, todo el mundo puede opinar sobre mí, conmigo delante pero como si no estuviera porque, como soy delgada, no tengo ni voz ni voto en un tema que solo me concierne a mí. Pues no amigos, esto no va así.

Es posible que desde fuera, el hecho de que alguien agarre la grasilla de la tripa a una persona delgada -porque, aunque no os lo creáis, se puede ser una sílfide y no tener el cuerpo de Miranda Kerr-, o señale sus brazos nada tonificados y diga con una sonrisa burlona un Uy ¿y estas lorcillas?  A ver si dejamos la cerveza ¿eh?  resulte MUY gracioso ¿verdad? Pues no. Para empezar no agarres lo que a ti no te gusta que te agarren  y segundo, ni muerta dejo la cerveza, así que cállate.

A los que dicen que como estoy delgada no me puedo quejar, les diré que el problema no es que me queje por estar delgada , me quejo porque no me dejáis ser como soy. Acepto mi cuerpo tal como es y me hace gracia oír a lumbreras que afirman que las mujeres no nos queremos tal y como somos, pero ¡si no nos dejan! Por eso nos enfadamos cuando opinan sin ser preguntados, y por eso mismo tenemos que sacar pecho y gritar bien alto ¡Sí, soy la hostia! ¡Sí, este es mi cuerpo! ¿Algún problema? porque si ya nos cuesta sentirnos a gusto con nosotros mismos, el que haya alguien tocando las narices no ayuda. Así que, amigos yo soy delgada, se me marcan los huesos, mis carnes son las que hay y me gustan las camisetas holgadas y beber cerveza; y si no os gusta…