Hace un par de meses una empresa de higiene personal femenina lanzó una maravillosa campaña publicitaria (o al menos me gustaría pensar que esa era su intención) donde el objetivo era empoderar a la mujer. Depílate sólo si quieres, el vello no es algo malo, ser femenina es una opción y no una obligación, etcétera, etcétera. Hasta aquí todo perfecto, la verdad. Pero llegó ese plano. El plano donde aparece una modelo curvy. Una modelo curvy oculta detrás de un puñado de hojas. Supongo que a estas alturas ya sabréis de qué anuncio estoy hablando. Yo no sé si lo harían a caso hecho o no, pero el caso es que me dio qué pensar. Al fin y al cabo, estamos hablando de una empresa cuyas campañas han resultado algo controvertidas en numerosas ocasiones.

Me dio qué pensar… y me quedé en blanco. Porque sí, en el anuncio tapan a una gorda pero, ¿qué pasa cuando no las ocultan? Me explico. Juro y perjuro que después de reflexionar por lo menos media hora, apenas me venían a la mente ejemplos de series, películas… donde hubiera algún prota (o cualquier otro personaje) gordo “normal”. Es muy triste que en la mayoría de las producciones donde haya gordos, estos sean o bien los payasos de turno o los pringados. Ahí os lanzo algunos ejemplos: Bridget Jones, acomplejada y con una vida profesional y sentimental de chiste. Lucía, de Ciega a citas, que viene a ser prácticamente lo mismo pero Made in Spain. Ben de la saga It, un pringado más. 

Tantos y tantos ejemplos que engullen a aquellos papeles donde, bueno, donde la gente gorda no se ridiculiza. Es que es tal el nivel de caricaturización que, incluso en aquellas producciones donde el personaje en cuestión adopta un rol fuera de patoso y perdedor, el propio espectador lo ve con otros ojos. Unas lentes llenas de prejuicios que siguen influenciando en la sociedad, creando y fomentando una serie de comportamientos tóxicos que han ido dotando de una connotación negativa al término. ¿Eres gordo? Me río de ti porque es lo que he visto que se hace. Pero es que no sólo lo he visto, sino que ya he asimilado que ser gordo es algo malo.

Así que sí, yo quiero ver gordos y gordas actuando. Y quiero que la gente no piense “mira, un gordo” cuando los vea. Yo sólo quiero que cuando acabe la película digan: madre mía, qué papelón.

 

Ángela Moya