Soy una gorda, ya lo sabéis, ya lo he dicho muchas veces. Y con mis épocas mejores y peores en lo que a peso se refiere, me encuentro cada día con situaciones que (creo) que una chica de talla ‘normal’ no se encuentra. Muchos miedos e inseguridades que forman una nube negra en mi cabeza con la que tengo que lidiar para no hundirme en la miseria y querer vivir en mi sofá comiendo pizza y viendo series en bucle.

Por mi ‘condición’ de chica plus size, me relaciono también con otras chicas en mi misma situación y veo que ellas también tienen los mismos miedos. Y les digo ‘¡no sean bobas! ¡Si son guapísimas!’ ‘Pero qué dices si eso es una tontería… es un miedo absurdo’. Tanta retahíla aquí, en mi modesto espacio de WeLoverSize y en mi vida diaria, pero luego… ‘consejos vendo pero pa’ mí no tengo’, ¿os suena?

– MIEDO AL VERANO: Miedo a la ropa de verano, a los shorts, a las camisetas que dejan tus brazos al descubierto. Miedo a ir a la playa con gente, especialmente si hay chicos. ¿Qué demonios voy a hacer para tapar toda mi celulitis y mis estrías? ¿Cómo voy a disimular la barriga si tengo que estar en bikini o bañador? Quizá deba esconderme en la sombra tapada hasta el cuello y decir que no me apetece bañarme aunque me esté muriendo de calor. Pues esto es absurdo, lo sé. ¿Acaso nos creemos las gordas que vestidas aparentamos delgadez? ¿Que la gente no intuye ya cómo seremos con menos ropa? Sí lo sé, ¡es ilógico! pero a todas nos pasa. Por eso a muchas gordas nos gusta más el invierno que el verano, porque nos sentimos protegidas con nuestras capas de ropa. La flacidez de las piernas se recoge con unas buenas medias, los brazos fofos los cubrimos con unas bonitas mangas… Estoy segura de que sabéis de lo que hablo. Este año tuve una fiesta genial en una casa rural con piscina, y la única gorda allí, cómo no, era yo. Me costó mucho sentirme cómoda cuando todas las demás chicas tenían unos cuerpos tan bonitos y yo… pues era yo. Y además había también muchos chicos, lo cual complica más la cosa. Menos mal que andaba cerca el alcohol y al final se me quitó la tontería pero… ¿no es agotador tener que hacer un trabajo psicológico tan grande para pasártelo bien sin sentirte horriblemente acomplejada ante la idea de ponerte en bañador delante de otras personas?

– MIEDO AL SEXO: Miedo a desnudarte por primera vez ante esa persona, especialmente si te importa. Miedo a que quiera encender las luces, miedo a que le dé asco tu barriga marcada por las constantes fluctuaciones de peso. Miedo a ponerte encima y ser incapaz de disfrutar pensando en cómo se ve tu cuerpo desde ahí. Miedo a que, increíblemente, el muchacho no se haya dado cuenta de que eres GORDA y nos creemos que se va a percatar de ello cuando nos vea desnudas… ¿en serio, chicas? Pues sí, en serio, así somos como decía Bertín Osborne. Una vez más, nos sentimos protegidas con la ropa, el maquillaje, el pelo… y cuando todo eso se vaya a la mierda durante una sesión de sexo (sobre todo si es buena)… ¿qué vamos a hacer? Si las tías de las pelis, que tienen unos cuerpos perfectos, se tapan con la sábana nada más acabar… ¿qué hacemos las gordas?

– MIEDO A LOS UNIFORMES: Sí, a los uniformes del trabajo que, a pesar de haber proporcionado mis medidas exactas al sastre, SIEMPRE me lo hacen pequeño y en el momento de la entrega soy la única que tiene problemas para ponérselo. A las camisetas de los cursos, o de las excursiones, o cualquier cosa que se hace en grupo. Nos vemos obligadas a pedir camiseta de chico porque las de chica SIEMPRE son pequeñas.

– MIEDO A LOS PROBADORES: Miedo a salir del centro comercial únicamente con complementos, mientras tus amigas llevan las bolsas llenas de ropa preciosa y nueva. Menos mal que tenemos internet para refugiarnos en el shopping online… 

Miedos de mierda, miedos absurdos, miedos que nos incapacitan para disfrutar de la vida y ser felices, miedos impuestos por unos cánones de belleza irreales. A pesar de todo, a mí se me ocurren algunas ideas para combatirlos, ¿y a vosotros?