Ya estoy lista. He recogido mis miedos y mis risas. He embalado las pesadillas y guardado los añicos de los sueños rotos.

Veo que al final han sido más cajas y maletas de lo que pensaba. Trataré de seguir guardando y acumulando tantas emociones, tantos sentimientos. Parece que lo estoy haciendo bien, estoy viviendo bien.

A la de tres, lo haré. No necesito nada más. Una, dos, tres. Comienza la mudanza.

Pero no, esta vez no es de piso. Tampoco cambio de ciudad.

Esta vez, me mudo a un momento. Me hago un huequico en ese instante, me hago un ovillo y, acurrucada, me siento a ser testigo y revivir mi propia historia. Casi vuelvo a sentir el mismo suelo bajo mis pies. Casi me llega el olor que se colaba bajo la puerta. La lengua me quiere quemar con el café amargo que me tomé en ese momento.

Cierro los ojos y llega otro momento. Y vuelvo a recordar y me quedo instalada en otro instante. Y luego otro. Después uno que creía perdido. Y luego uno que mal juré tratar de olvidar.

Pero no, no quiero olvidarme. No me da miedo revivir. Ya se me han curado los rasguños. Las heridas del corazón ya lucen el color brillante que tienen las cicatrices. Las ilusiones vuelven a crecer a borbotones. Y los sueños, algunos persisten con rasguños, pero también hay sitio para los nuevos que han llegado.

Y no tengo miedo. Vuelvo a momentos, vuelvo a llantos y vuelvo a frustración. Pero también regreso a ilusión, a risas, a ganas, a tardes de domingo.

Porque quiero mudarme para siempre a un domingo en su sofá. Pero tengo el alma viajera y tengo preparadas maletas llenas y vacías y un pasaporte demasiado nuevo.

Quiero visitar todos esos momentos que me han hecho llorar y relamer los que me hicieron reír. Así podré mudarme al instante en que fui consciente del camino hecho (con sus baches y llanuras) y de todo lo que queda por recorrer. Estoy hecha de esas cajas, buenas y malas.

Y ahora ven, coge tu maleta de recuerdos, la mochila de traumas y el macuto de esperanza. Vayamos de un lugar a otro, enséñame tus instantes. Recorramos los míos. Seamos nómadas en cada una de nuestras historias, hasta que nos mudemos a un instante nuestro.

Imágenes de Pexels.