Todo grupo que se precie tiene a algún miembro que llega tarde. After all this time? Always. Siempre. Da igual para qué sea la reunión: tomar un café, coger un vuelo a Cancún, ir a un evento muy serio, cosas de trabajo… Ya podéis ser el resto como el maldito Conejo Blanco que tendréis que esperar a vuestra Alicia particular.

Sin embargo, mola mucho tener una amiga que siempre llega tarde. Aunque hayan sido miles las veces que habéis estado de brazos cruzados en el punto de encuentro, con cara de «Le va a caer una guantá en cuanto llegue». Y os diré por qué:

  • Porque el resto del grupo habéis aprendido a planear bien. Like a boss. Quien organiza la quedada sabe que a la amiga tardona le dirá media hora antes para que tengáis que esperar menos. Esto es crucial en las fiestas sorpresa, sobre todo si la sorprendida es ella.
  • Porque incluso habéis adquirido poder sobre el tiempo. La de cosas que se pueden hacer mientras se espera: ponerte al día con los demás, aprender a hacer ganchillo, bailar un par de jotas, actualizar Instagram hasta la muerte… Las posibilidades son infinitas.

  • Porque os da tiempo a haceros un par de cerves o comeros todo el aperitivo. Y si pagáis a medias, la amiga tardona tendrá que pagar esto también. Haber llegado antes.
  • Porque habéis masterizado la pose de esperar. Y ya sois capaces de mantenerla con toda la dignidad del mundo, aunque al principio poníais cara de «Sí, me han abandonado. Llevo veinte minutos aquí».
  • Porque puedes pensar mucho sobre la vida y ver cosas nuevas. Incluso en la calle por la que llevas paseando toda la vida, vas a descubrir maravillas. La vecina del bloque rojo tiene plantas nuevas, el paseador de perros oficial de la zona ha conseguido otro cliente, hay una maldita gárgola mirándome en aquel edificio… Y también puedes pensar en la lista de la compra, en tu nuevo crush, en un diseño para un nuevo avión termonuclear…
  • Porque todo lo bueno se hace esperar. Y aunque te ponga de las neuras, sigue siendo tu amiga porque tiene algo que lo compensa. Tal vez es el alma de la fiesta, te escucha más que nadie, sabe encontrar todas las rebajas de la región… Sigues quedando con ella por algo, y cuanto más tarde llegue más te alegrarás de verla.

Admitámoslo, las amigas tardonas (o amigos tardones, claro) nos aportan mucho más que el tiempo que nos quitan mientras esperamos. Quedad con vuestra amiga tardona y cuando llegue (tarde) le dais un abrazo bien grande. Y es que la amistad no entiende de horarios.

 

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