No sé quién es la petardilla esa que me mira desde el otro lado del espejo, no sé qué hace ahí ni por qué ha venido a sustituir a la de antes, a mí la de antes me gustaba. Vaya que si me gustaba. Todas las mañanas se levantaba con el pelo revuelto y cuando iba a saludarla me sonreía y me mandaba un beso, cuando tenía el guapo subido me guiñaba un ojo. Si pudiera sacarla de ahí dentro me la tiraba.

La de antes tenía las cosas bastante claras: adoro el sol, a mi gente y a mí. Los problemas de autoestima quedaron tan lejos como el colegio donde los provocaron. La etapa universitaria mola mogollón, así que aprovechas y no perdonas ni los domingos ni los martes por la tarde porque, qué demonios. Dices mucho que sí, pero también dices que no. Dices que sí a teñirte el pelo morado y a ir a un concierto de gente que no sabes ni quiénes son y dices que no a ir a las clases de primera hora, al ron barato que da resaca y al largo plazo.

¿Qué les ha dado a todos con el largo plazo? Tengo que dejar de ver a mi follamigo porque dice que le intereso como algo más. Voy a bloquear al del finde pasado porque me quiere presentar a su madre. ¿Pues no me estaba uno pidiendo el teléfono cuando dice que si nos vamos de vacaciones juntos en verano? No. No, no y no. Yo ya he vivido eso de las relaciones largas antes y, ¿sabéis qué? Fue una mierda. Nada de relaciones, no quiero, no me apetece, ahora no… Estoy TAN bien sola, estoy TAN a gusto conmigo misma y con mis planes…

Pues te jodes. Porque aparece tu mejor amigo para decirte que no podréis quedar nunca más porque se ha enamorado de ti. Putada. Yo no quiero dejar de verte para siempre, eres mi mejor amigo, gilipollas, y yo te quiero; probablemente no como estás pensando, pero te quiero. Y no quiero que te vayas de mi vida, así que saldré contigo. Igual me cierras la boca y eres todo lo que necesito, todo el mundo nos ha dicho desde que nos conocemos que haríamos muy buena pareja.

¿Pero por qué la del espejo ya no me sonríe? Será porque sabe que si adelgazara unos kilos te gustaría más. Antes valía con que le gustara a ella. Mira, qué melena tan larga, cuántos problemas da, y cómo me compensa. Aunque sé que no te gusta que la lleve teñida, igual me la debería dejar de mi color natural. Y la raya en medio… Es mi favorita, pero a ti te gusta a un lado y, hombre, tampoco me queda mal. ¿Y ahora por qué llora? Lleva semanas igual, qué mal me cae.
La muy estúpida se cree que no es suficiente para ti, que cuando éramos amigos te gustaba más porque la conocías menos. Si comiera menos… si le gustara el deporte y te hablase de fútbol… si le gustasen los videojuegos más que los libros… Quizá si se esfuerza puede llegar a ser lo que tú quieres, lo que no sé es si entonces volverá a sonreír.

Yo te quiero, pero era más feliz cuando me quería a mí, no sé por qué parecen ser incompatibles. Entiendo cuando, en el cole, gente que me odiaba me hacía sentir mal, pero no entiendo como tú, que me quieres tanto, también lo consigues. No quiero perderte de vista para siempre, pero de verdad, de verdad, que quiero que la del espejo vuelva, la de antes. Echo de menos cuando me guiñaba el ojo.

Autor: Ángela Moreno