Llega la hora de salir de tu zona de confort y enfrentarte a una nueva etapa, normalmente llena de dudas y con un poquito de miedo a empezar a hacerte mayor por fin. Llegan todos esos exámenes y todas esas clases llenas de gente que no conoces, y que ni siquiera son de tu ciudad. Pero con el tiempo, empiezas a descubrir quien sí y quien no, empiezas a conocer a gente guay y gente con la que las horas de universidad son menos coñazo. Y por fin, tras una larga espera para encontrar a tu otra mitad universitaria, la encuentras a ELLA. Esa mujer que se ha convertido en tu hermana y te ha salvado de caer en la tentación de saltarte la clase de primera hora.

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Te ha conocido en el peor y más estresante momento de tu vida, ese en el que no sabes qué es lo que quieres, ni hacia dónde quieres ir, y por si fuera poco, te ha conocido en época de exámenes. Y no sólo se ha quedado, sino que ha hecho que estudiar hasta altas horas de la madrugada sea hasta divertido. (Quien dice estudiar, dice hacer una minifiesta pre-examen en tu habitación)

Os parecéis más que los gemelos Weasley. Y sí, con ella descubrí lo que es el universo Harry Potter y todo su frikismo.  Os gusta la misma comida, la misma música y tenéis casi el mismo estilo de ropa. Además, sois como las parejas casadas, tenéis hasta vuestra propia canción. (Talk dirty to me)

Te ha enseñado muchas cosas, tantas que a veces no sabes cómo eras antes de conocerla a ella. Porque sí, la universidad marca un antes y un después en tu vida, y si tienes la suerte de compartir experiencias con alguien así, esos años se pasan en días.

Habéis engordado juntas, como las buenas parejas. Antes de conocerla eras un fideo desgarbao, y ahora tienes unas curvas de infarto.

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El tiempo que viviste con ella fue lo mejor de la uni. Descubriste su humor mañanero y sus moños de estar por casa que desafían la ley de la gravedad. Y créeme, si alguien te enseña eso, es que ya eres de la familia.

Porque aunque el tiempo pase, siempre os recordaréis anécdotas graciosas. Y siempre acabáis diciendo «tenemos que repetirlo algún día».

Al final, todo acaba. Las clases, vivir juntas, veros cada día… Pero una cosa permanece, ella. Los años pasarán, cada vez os será más difícil quedar, pero pase lo que pase, ella siempre estará ahí, y aunque no habléis cada día, sabes que cada vez que suene esa canción, le escribirás para decirle lo mucho que la echas de menos.