Hoy no vengo de buen rollo. Hoy vengo a denunciar un tema muy serio, una problemática real que, probablemente y sin que lo sepas, está mermando todo tu potencial. Y te está atacando.

Sí, a ti. Y a ese otro. Y al de más allá. Y a mí.

Se trata del boicot que nos hacen, a veces de forma transversal y otras veces directamente a la cara, las denominadas personas tóxicas.

En sí misma, la falta de voluntad del vecino para hacer, terminar, empezar o conseguir lo que sea, no es algo que nos afecte. Lo cual cambia, cuando sin comerlo ni beberlo, las personas que sí tienen el empuje necesario para emprender sus metas, son atacadas por ello.

Entonces, esa gente se convierte en personas tóxicas.

Y aquí es donde está el peligro.

Hay personas capaces de ejercer tal presión social y psicológica que pueden conseguir inmovilizarnos por temor a hacerles un daño que sólo está en sus cabezas. Las personas tóxicas ven tu éxito, cualquier logro personal, como un insulto directo a ellas, ¿por qué?, te preguntarás, tú no has hecho nada que las provoque, salvo conseguir lo que ellos no han sido capaces.

Para la persona tóxica, cualquier hito que consigas, es una bofetada. Porque ellos lo merecían antes. Da igual si lleva meses o años estancado y no ha intentado hacer un pijo por obtener eso de lo que siempre presume que tendrá, la culpa es tuya porque sí has podido. Y punto.

¿Cómo se provoca a una persona tóxica? Es espeluznante de tan fácil, sigue los siguientes supuestos:

-Consigue trabajo.

-Quédate embarazada.

-Échate novio.

-Cambia de trabajo.

-Tómate un tiempo para ti.

-Acábate la saga de libros X

-Ve más al cine.

-Haz más vida dentro de casa.

-Ponte al día con los estudios.

-Escoge esa afición y haz un curso hasta el final.

-Pierde peso.

-Gana peso.

-Independízate.

-Ve a vivir con amigas / novio.

-Cambia de fondo de armario.

-Escribe en un periódico online, blog o plataformas varias.

-Publica algo.

-Cambia de look.

-Visita algún lugar de viaje.

-Deja de fumar.

-Vista a tus amigos en el pueblo de al lado.

Inserte aquí: cualquier cosa que ellos quieran hacer.

Podría seguir hasta el fin de los tiempos. Todos estos son ejemplos de cosas, en mayor o menor medida, para los que hace falta cierta voluntad. Ganas. En unos casos más, en otros menos, pero todas la requieren.

La persona tóxica será capaz de exprimirte, con miradas, comentarios directos hacia ti o personas de tu entorno, mostrando cuan disconforme está en que hayas hecho alguna de las cosas anteriores. Si has conseguido varias, puede que incluso te escupa.

Esa persona considerará que merece cualquiera resultado positivo que obtengas más que tú, si has cambiado tu cuerpo por razones estéticas o médicas, arriba o abajo en la báscula, te lo echará en cara porque ella o él, desde 1995 lleva asegurando en sus propósitos de año nuevo que va a hacerlo.

Si vas a ese concierto, te das de alta en alguna página de búsqueda de empleo, escribes relatos bajo pseudónimo o te vas a un spa, ¡horror! esa persona ya iba a hacerlo, solo que te has adelantado con saña.

Vade retro, tóxico

¿Cómo te atreves a colgarte esa medallita antes? ¿Por qué no le das el suero del poder que te has tomado por la noche para amanecer con el trabajo duro ya hecho o con las decisiones ya tomadas?

Porque eso es así, coleguis, la persona tóxica no ve esfuerzo, tesón, sufrimiento, carencias o renuncias en nada que emprendas tú. Para ella las cosas las consigues de un día para otro y está muy feo no tocar al de al lado con la varita mágica y convertir su vida en una película de Disney Channel.

Te pisoteará si puede, porque buscará hacerte débil para no reflejar en sí misma la verdad: que hay envidia, mucha y muy fea dirigida hacia ti.

¡Ignora a ese tipo de gente! ¡Huye!

Para ser inmóviles ya están los árboles. Lucha, inténtalo y vuélvelo a intentar hasta que lo logres. Pelea por mantener esa voluntad, esas ganas y ese arrojo, y si alguien se molesta, tranquilo, ¡no se moverá para pararte!

No dejes tu vida en pause esperando a que lleguen los otros, que la vida es corta y las colas de Primark muy largas como para desperdiciar tiempo. Pruébate y avanza, porque gente tóxica habrá en todas partes, dentro y fuera de tu círculo más cercano, recién llegados a tu vida o de los que han convivido contigo mucho tiempo.

En ocasiones te sentirás culpable y creerás que es tu responsabilidad que esa persona viva frustrada, pero pregúntate esto, ¿acaso merece la pena frustrarte tú por la incapacidad de los demás de estar satisfechos con el máximo de lo que son capaces de dar?

Sube hasta donde te permitan tus alas. Nadie tiene derecho a decirte cuando dejar de volar.