La historia que os cuento sucedió nada más comenzar el año pasado y 5 días después de nacer una de mis últimas sobrinas. Estaba yo atravesando una etapa preciosa de mi vida tanto laboral como personalmente.

23 de enero, salí de trabajar a las 18 h. y me iba a casa con un dolor en el costado derecho que cuando llegué a los 10 minutos, se convirtió en un dolor insoportable del cual me socorrió mi hijo de 13 años avisando a mis padres porque mi novio estaba trabajando y no queríamos molestarle. Acudimos al médico y quedé ingresada; tenía un cólico nefrítico por una piedrecita localizada en una parte muy difícil y rara del riñón (como no… no podía ser un sitio normal…). Al día siguiente yo apenas me acuerdo, decidieron que como no me bajaba la fiebre y tenía infección, me operarían para que el riñón no me reventara y fuera peor. Me harían una operación muy rutinaria y me pondrían un catéter para que drenase todo el líquido que estaba acumulado, en fin algo sencillo. Me llevaron a quirófano y me despedí de todos normal… todos estuvieron muy pendientes, pero nadie esperaba lo que iba a pasar.

Entré en quirófano y hasta ahí me acuerdo. Vi una luz encima de mi y ya no me acuerdo de nada más.  Mientras me colocaban el catéter, sufrí un fallo multiórganico, me reanimaron, me inyectaron una medicina que se llama Noradrenalina para intentar devolverme la tensión. Esa medicina concentra toda la sangre del cuerpo en los órganos vitales y eso hizo que me quedaran las manos, los pies y la nariz, sin riego. La contra de este medicamento fue que al quedarse sin riego, mis dedos, pies, nariz y parte de mis piernas sufrieron necrosis. Estuve en reanimación y una enfermera se dio cuenta de que no orinaba, me había pasado lo mismo en los riñones que en las manos y los pies, es decir, me comenzaron la diálisis inmediatamente en la UCI.
Mis padres quedaron trastornados, mis gritos por el dolor en las manos eran terribles. No me acuerdo de nada de todo eso, y menos mal.
Mi novio entonces, después de que yo despertara varios días después, pidió que nos dejaran solos en una de las horas que podía visitarme y le pidió a una de las enfermeras que le diera un paquete de gasas y para que viera lo mucho que me quería hizo con esas gasas un anillo de compromiso. Me cuidaría para toda la VIDA. Le daba igual que me quedara sin manos, él me quería  y le eran insignificantes las secuelas.
En marzo de este año, ME CASÉ, en una boda íntima y con la familia justa MUY MUY EMOTIVA. La recuperación fue terrible, dependía absolutamente de todo el mundo: el aseo, no podía caminar, silla de ruedas, diálisis, las sesiones de psicólogos, y todos todos los médicos que tengo que visitar cada poco. Al final a los 4 meses de diálisis mis riñones despertaron en una de las sesiones, parecía que todo volvía a repetirse pero nada de eso, gracias al cuidado de todos y de mis doctores que son amor puro, mi nefróloga lloraba con nosotros cuando nos dio la noticia de que ya me quitarían el catéter después de ese susto, porque mis riñones comenzaron a  filtrar.
He perdido por la necrosis 4 falanges de la mano derecha y una de la izquierda. Me han quedado los dedos muy cortitos pero es igual. Mi hijo y él siempre están ahí. Me ayudan poco a poco recuperar toda la rutina y con tal de estar viva a ellos les da igual cómo. Lo que no puedo hacer yo, lo hacen ellos y encantados. Formamos una familia preciosa, siempre cogidos de la mano, siempre juntos a todos lados, en definitiva se me cae la baba. A mi hijo lo quiero más que a nada en la vida por ser quien es, claro está, pero Jose se merece todo y más. Mi pequeño homenaje a él que es el bastón y uno de los pilares fundamentales de mi vida. Le quiero con locura.
Muchas gracias por leerme.
Besos miles!

Marisa Sola

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