Amigas. Esos seres celestiales sin los que no podrías vivir. No importa todo lo que tengas, ni la vida que hayas formado. Siempre las necesitarás, siempre serán la familia que te permites elegir y las que a medida que maduras se vuelven más y más importantes en tu vida.

Ellas, que nos salvan en un mal día. Con las que una tarde en vuestra terraza favorita basta para arreglar el mundo. Ellas, que conocen tus debilidades y admiran tus fortalezas. Con sus defectos y virtudes, sus más y sus menos, como los tuyos. 

Las volverías a elegir todas las veces posibles. Todas tan distintas e irreemplazables. Cada una aporta algo diferente a tu vida, pero lo que esta claro es que sin ellas, nada sería igual, y que pasados los 30, con muchas lecciones estudiadas, aprendes a querer a cada una por lo que las hace únicas, y en todos los grupos hay alguna de estas:

  • La de toda la vida: Esa que conoces desde que tienes uso de razón. No recuerdas tu vida sin ella. Posiblemente ya no tengáis la relación diaria que en su día tuvisteis, pero en los momentos importantes de tu vida la necesitas siempre a tu lado.
  • La mejor amiga: Se convierte en tu sostén y pilar fundamental. Es a la que llamas para contarle cualquier buena noticia y sobre todo la que no lo es tanto. Ella te entiende, te respeta y jamás te juzga. Con ella puedes ser tú misma íntegramente. Si tiene que dar la vida por ti lo hará, si tiene que darte un guantazo a tiempo también y si tiene que reconfortarte con su abrazo todavía más.
  • La instagramer: Tú te defiendes en esto de las RRSS pero lo justo. Esta amiga sin embargo lo sabe absolutamente todo sobre la red social de moda y consigue sacarte las mejores fotos aunque tenga que tirarse al suelo para hacerlo y aunque tú no lo consigas con ella. Si viaja a una ciudad no ve monumentos, ve escenarios perfectos para la foto perfecta. De cualquier rincón mugriento consigue hacer una super story vintage que ya le gustaría a Lovely Pepa.
  • La públicamente desubicada: Por la contra siempre hay una que usa las RRSS de una manera que tú le aconsejas que no haga. Esa que muestra al mundo una felicidad simulada. Que se pone con morritos y frases de mujer fuerte pero que en el fondo es una mujer rota. A veces llega a rozar la vergüenza ajena con sus publicaciones con posturitas, pero tú la quieres igual y le dices que tal vez, ese no sea el mejor escaparate.
  • La chapas: Todas tenemos una amiga a la que queremos porque es una persona maravillosa. Pero reconozcámoslo, llegada una edad cada vez te da más pereza poner excusas para quedar y siempre buscas una para no hacerlo. Cuando te envía whatsapps no los abres al momento como harías con los de otra; esperas a hacerlo porque sabes que te llevará tiempo escuchar y responder todos sus largos audios.
  • La loca: Esa que no recuerdas el momento en que perdió la cordura…porque si siempre hubiera sido así igual no sería tu amiga. Pero ahora la quieres y tienes que aceptar que siempre estará un poco desequilibrada con cambios de humor drásticos, stalkeando al chico que le gusta, o dando la nota una noche cualquiera.
  • La sensata: Esa tan necesaria para todas las demás. A la que acudís en busca de lógica y sabiduría. Pone la nota realista entre las fantasías elucubradas por las demás. Siempre necesitaremos de la amiga cabal que se contraponga a los consejos de la loca.
  • La divorciada: Esa que quiere volver a vivir su segunda juventud y cada vez que sale de fiesta lo da todo, a veces demasiado. Hay dos vertientes; la que te encanta porque recuperas y volvéis a pasar noches geniales, y la que quieres porque es tu amiga pero sobrepasa los límites de esa segunda juventud como si nunca hubiera tenido una primera.
  • La mamá: La que tiene hijos y los quieres como si de tu propia sangre fueran. Por ella darías todo, y por sus pequeños todavía más. Esa que necesita de vuestras quedadas para desconectar del mundo y reconectar con vosotras. Esa que se convierte en la madre de tus sobrinos putativos y ya es familia para siempre.
  • La adicta a la fiesta: Esa amiga que por más años que pasen, da igual la edad, no hay un día de fiesta que se pierda. Y tú piensas, ¿cómo aguanta?. Pues no sabes cómo pero lo lleva de maravilla, puede salir y al día siguiente estar más fresca que una lechuga y volver a hacerlo. Un aguante que ni el mismísimo Baco.
  • La viajera: La que no para quieta. Su casa es un lugar al que solo acudirá para dormir si es que está en su ciudad de origen, porque para ella El Mundo es su casa. Aprovecha la más mínima ocasión para escaparse ya sean unos días o unos meses. Lo bueno que tiene, es que es como “El Almendro”, siempre, siempre vuelve a casa, aunque sea por navidad y das gracias al cielo por ello.

Ellas, todas y cada una, sean como sean, indispensables.

Ellas, todas y cada una, sean como sean, hacen que la vida sea mucho más bonita.

A ellas, todas y cada una, gracias por existir.

Marta Freire.