Que la sociedad no está preparada para/no acepta a los gordos es algo que ya hemos discutido cienes y cienes de veces. De hecho, a mí ya me aburre un poco todo el tema de la gordidiscriminación no por el debate en sí, que creo que no ha de caer en el olvido, sino porque siempre salen los mismos argumentos, y algunos de ellos ya son muy 1950 y yo no puedo soportarlos más.

Vivir la vida siendo gorda no es fácil. Al menos, no es tan fácil como parece, por eso decidí que quería preparar un artículo como este. No quiero, con él, que sólo quede la idea de que los gordos no sabemos más que quejarnos. No son quejas, simplemente he tomado como muestra una semana cualquiera, de un mes cualquiera, de una persona cualquiera (en este caso, yo) para mostraros hechos, y demostrar que si luchamos por la aceptación de las curvitas en todos los ámbitos de la vida no es por capricho.

La semana elegida al azar ha sido la comprendida entre el día 24 de septiembre de 2015 y el 1 de octubre de 2015. El procedimiento, apuntar en una libreta todas las situaciones que la vida me ofrece (no las que yo provoco) por el único y mero hecho de ser una mujer gorda. Y os lo presento tal y como se me presentaron a mí, y os las ordeno cronológicamente, sin dar explicaciones. Lo que ocurrió es lo que escribiré, y luego que cada uno interprete esas «anécdotas» de la manera que considere oportuno.

1. Redes sociales

Abro mi aplicación de Twitter y me encuentro esta mención:

2. Compritas en el H&M

Me acerco a esta tienda porque talla bastante grande y yo quepo en sus XL. Necesito medias negras y unos leggins negros. Me tomo la licencia de contar cuántos leggins de cada talla hay disponibles en la tienda de la calle Toro de Salamanca:

– Leggins negros básicos: 5 XS, 12 S, 9 M, 6 L, 2 XL. Yo me llevé una XL.

– Medias negras: no quedaban XL del modelo que yo quería.

3. Charlita de ascensor

Coincido en el portal con un vecino. Sabe que vengo de caminar (porque salgo a caminar todos los días a la misma hora y nos vemos prácticamente todas las mañanas). Me pregunta si antes no estaba más delgada, le contesto que sí, y me dice que por qué no me pongo a dieta.

4. Chistes por WhatsApp

Teniendo una discusión sin importancia, recibo esta foto.

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5. Consejos de abuela

Tengo que ir a casa de mi abuela. Casualmente, ese día vestía con un pantalón gris y una camiseta negra. Mi abuela me dice que si no me doy cuenta que con ropa negra estoy mucho mejor porque no parezco tan gorda.

6. Hacer la compra

Hace unos meses tomé la decisión de eliminar en todo lo posible el azúcar refinado de mi vida, así que ahora en el súper no compro cualquiera cosa, sino que sé muy bien a dónde acudir para encontrar productos que no contengan ni un sólo gramo de azúcar. SORPRESA SORPRESA.

nocilla dieta

7. Salud

Tengo un trastorno alimentario y necesito la supervisión de un endocrino, un nutricionista, un psiquiatra y un psicólogo. El 1 de octubre tenía cita con mi psicóloga, cincuenta euros mediante.