Es un hecho: Existen los ‘vampiros emocionales’. Esas personas que te cogen, te chupan la energía, el ánimo y hasta las ganas de vivir tan sólo con estar cerca de ellas unos minutos, ¿os suena? Auténticos Edward Cullen de la vida que van pululando por tu lugar de trabajo, tu grupo de amistades o tu familia, incluso, y de los que tienes que cuidarte muy bien si no quieres acaban tirándote por un décimo piso.

Yo soy de esas personas que está muy a favor de tener malos días, que defiendo la libertad de quejarse abiertamente y protestar cuando todo te parece una puta mierda, y de desahogarte de vez en cuando porque chica, no siempre se puede estar al 100% de Mr. Wonderfullness. Y no pasa nada, somos humanos y necesitamos liberar y descargar todos esos sentimientos negativos y malas rachas que a veces nos toca vivir. Pero joder, es que hay gente que es que está SIEMPRE en ese estado de mierda. Siempre quejándose, siempre protestando, siempre viéndolo todo fatal, siempre siendo haters, siempre JODIENDO. Y no, no nos interesa tenerles cerca.

 

Ese tipo de personas absorben tu energía de tal manera que acabas sintiéndote cansada, triste y deprimida sin, aparentemente, tener ningún motivo para ello, incluso te pueden dar dolores de cabeza, literalmente. Te contagian y te matan como si fuese mismísimas vacas locas portando inyecciones con SIDA, y eso no es bueno para ti. A veces son tan sutiles que no te das cuenta de primeras, y como buenos vampiros, te llevan a su terreno porque parecen gente muy guay, o porque parece que sus vidas son muy interesantes, pero conviene mantener los ojos bien abiertos y pies de plomo con esta gente, porque son realmente tóxicos.

Para identificarles ten en cuenta cosas como estas:

1. Siempre están quejándose de las mismas cosas una y otra vez pero JAMÁS hacen nada para cambiar el objeto de sus desgracias. Te cansarás de darles consejos y ver que, 3 años después, siguen quejándose de las mismas mierdas. Y jamás reconocen su parte de culpa en las cosas; todo y absolutamente todo lo que les pasa es siempre por culpa de los demás.

2. Nunca tienen nada positivo que decir, de nada ni de nadie. Si traen hamburguesas al curro, se quejará de que no son gourmet. Si dices que una persona es guapa, te dirá que bueeno… tampoco es tan guapa, la separación entre sus pestañas no es óptima. Se pasan el día criticando a todo y a todos, sin descanso.

3. Tener una conversación con estas personas te agota físicamente. Te da sueño, hambre, ganas de llorar, ganas de tirarte por un puente, ganas de escuchar ‘Si tú no estás aquí’ de Rosana y llorar durante 3 días. Te deja por los suelos, simplemente.

4. Sus supuestos ‘problemas’ nunca son tal. O quizá sí, quizá le pasó algo realmente chungo, pero la cuestión es que su manera de afrontarlo es pasándote la tristeza a ti. Y su actitud ante los problemas jamás es positiva, o intenta serlo, sino que siempre es todo negro, y parece que está deseando que le pase algo malo para ir contándoselo a todo el mundo y haciéndose la sufrida por la vida.

5. Se meten en todo y siempre están buscando bronca, algo que criticar o alguna movida en la que verse inmiscuido. Se aburren tanto que el drama es la única solución a sus vidas de mierda y lo buscan constantemente, incluso inventándose cosas, mintiendo y metiendo cizaña entre otras personas. Mucho ojo con ellos.

Por desgracia, muchas veces no te queda otra que aguantarles cada día, bien porque pertenecen a tu grupo de amigos/familia, o bien porque son compañeros de trabajo. Ojalá fuese tan fácil deshacerte de ellos como decirles ‘vete con tus neuras a tomar por saco‘, pero no es así. Así que no te queda otra que tratar el tema con madurez y templanza, pero con la firmeza suficiente como para no dejar que te afecten sus movidas constantemente y te chupen las energías. Por eso, la próxima vez que una persona de estas se te acerque:

1. Intenta redirigir su conversación hacia temas más alegres o positivos. Cuando se estén quejando otra vez, les descolocarás diciéndoles algo así como: ‘Muy bien, ¿y qué piensas hacer al respecto? ¿Cómo vas a solucionar este problema?’ Esta gente están tan ocupados todo el día en echar mierda por la boca y quejarse que ni siquiera han pensado en cómo salir de esa situación que tan hartos les tiene, y tan harta te tiene a ti.

2. Repite algún mantra como mecanismo de defensa para controlar que no te afecten sus historias. Hazte un Homer Simpson y desconecta de su rollo cuando esté hablando, intenta cambiar de tema o invéntate cualquier excusa para salir corriendo de su lado. Con suerte, y según mi experiencia, cuando ven que pasas 3 pueblos de ellos suelen cansarse y buscar otra víctima a la que llorarle.

3. Aprende a decir NO, y limita tu contacto con esa persona al máximo posible. Yo sé que es difícil, sobre todo para las mujeres, porque nos han educado para ser serviciales y buenas personas TODO EL RATO, pero amiga, no se puede mantener ese estatus forevermente. Aprende a ponerte en tu sitio y decir ‘mira cariño, me tienes negra con tus ralladas. Estás siempre quejándote de lo mismo y no haces nada al respecto, y no tengo ya más consejos que darte, lo siento’. Y sobre todo aprende a no sentirte mal cuando has puesto fin a una situación que te traía por el camino de la amargura, cosa que esas personas son incapaces de hacer. Con suerte, lo mismo hasta cogen ejemplo y empiezan a solucionar sus mierdas, en vez de pasarse el día metiéndote a ti en ellas.

En definitiva, ten mucho cuidado con este tipo de parásitos emocionales porque sí, todos tenemos la obligación de ser buenos amigos/compañeros y ayudar en todo lo que podamos a la gente que está pasándolo mal, igual que nos gustaría que nos lo hicieran a nosotros. Es precioso saber escuchar, ser el hombro sobre el que llorar de una persona que nos necesita, porque eso significa que confía en nosotros y que aprecia nuestra ayuda, pero ojo, aquí estamos hablando de personas cuya actitud ante la vida y cuya forma de contarnos sus historias y hacernos partícipes de sus vidas es comiéndonos nuestra felicidad, nuestra energía y haciéndonos sentir realmente agotados. Son personas con una negatividad crónica que se niegan a cambiar y lo siento, pero tú no tienes porqué sufrir las consecuencias de las actitudes que otra persona ha elegido para vivir su infeliz vida.

Porque a todas nos gusta que nos chupen y que nos succionen, pero cariño, ASÍ NO.