Bueno chicas pues ya estamos en pleno verano y esto significa, para muchas, ¡época de viajes y vacaciones! Y si bien para cualquier persona normal esto debería ser motivo de alegría y jolgorio, las gordas tenemos que lidiar con ciertas situaciones que pueden provocar más de un momento embarazoso, simpático o, simplemente, diferente. Y hoy les cuento mis preferidos:

– Hacer la maleta: Hacer maletas es un coñazo inmenso es una ardua tarea para cualquier persona (aunque seguro que con los consejitos que les damos en WLS se hace mucho más ameno) pero traten de preparar el equipaje con una talla XL… No te cabe ni la mitad de ropa que a una flaca. Y si viajas en invierno ni hablamos. ¡A ver cómo metes 4 jerseys de lana gorda de la 48 en una minimaleta de medidas Ryanair! Y qué me dicen de las tetudas cómo yo, ¡si sólo pa’ los sujetadores necesito 3 bolsos de mano! Lo bueno es que, en un momento de emergencia, lo mismo me sirven de paracaídas que de cuenco pal arroz que de sombrero contra el sol.

 

 

– Cuando no te llega el cinturón del avión/bus/tren/whatever: Qué divertido cuando tienes que pedirle a la azafata el trozo extra adaptador para el cinturón de seguridad ¿eh, coleguis? Las risas, sobre todo para los hijueputas de tus amichis. Yo todavía no he llegado a ese punto pero con el cinturón estándar voy justa; dadme unas cuantas pizzas más y veremos. Súper divertido todo también cuando ves la cara de ME CAGO EN TU PUTA VIDA que pone el pobre muchacho/a del asiento de al lado al ver que una gorda gigante va a tenerle aprisionado contra el cristal las 6 horas de viaje que dura el Socibus. Ahí tienes varias opciones: dale el pasillo, para que pueda respirar; ínstale a que se cambie de asiento y te deje sola mediante una sutil sucesión de eventos como rozar tu brazo sudado contra él/ella, sacar un bocadillo de chorizo con panceta, quitarte y ponerte la chaqueta repetidas veces… O por el contrario, ser muy amable y simpática para que le des pena y entienda que tú también estás incómoda porque no tienes sitio para nada.

– Evita los parques de atracciones: Hay destinos a los que, simplemente, no puedes ir. Todo son risas hasta que llegas a Port Aventura y, después de hacer una cola de 8 horas para el Dragon Khan, te dicen QUE NO CABES EN EL ASIENTO de la atracción o que el cinturón/barra de sujección NO DA PARA TI. ¿Quieres hundirte en la miseria para siempre? Vete a un parque de atracciones. Al menos algunos son bonitos y puedes disfrutar de los espéctaculos.

– Tema souvenirs: ¿Sabéis esa camiseta tan ‘molona’ que dice: ‘Alguien que te quiere mucho te ha traído esta camiseta de X’? Yo no. O la uso para paños. ¿Esa sudadera que todos tus colegas se compraron en el crucero Fin de Carrera que dice Universita’ Venezia? Muy bonita, a mí me gustaba en rosa… mi gozo en un pozo cuando vi que no me entraban las tetas ni comprándoles un campus nuevo a los de la Universita’ de los cojones. Cómprate un llaverito o, haz como yo, y colecciona tazas. Hazle un favor a tu amor propio y olvida la ropa de las tiendas de souvenirs.

– Prepara un buen presupuesto para comida: Un gordo no viaja igual que un flaco y eso es ‘asín’. Al menos en mi caso. Yo me descojono viva cuando la gente te cuenta que en el interraíl comían a base de latas de atún… o sea, ni muerta, yo tengo que COMER. Precisamente para una gorda orgullosa como yo, uno de los placeres de visitar otros países y ciudades es la gastronomía local, comerme todo lo que tengan… y los McDonalds. Muchos no entenderán esto pero sólo una auténtica experta en BigMacs como yo es capaz de distinguir en paladar los matices ocultos entre el sabor de uno español y uno austríaco. A una amiga mía le pasa lo mismo con los restaurantes chinos y tiene que comer en uno dondequiera que vaya, pues yo con los McDonalds. Y si viajas a un sitio donde la comida que te dan apesta, está permitido hasta desayunar un Mcmenú, como hacíamos mi amigo Paco y yo cuando estuvimos de beca en Irlanda, ¡y bastante inglés que aprendimos!

 

– Irte de todo incluído: El terror de la industria hotelera. Hace dos semanas me fui a un hotel de todo incluído y probablemente habrán perdido dinero y tendrán que despedir a media plantilla pues no pueden correr con los gastos que he generado. Cuando yo llegaba al buffet, notaba el terror en sus ojos, el miedo en su piel. No daban abasto para reponer las bandejas de lasaña y de papas fritas. Bancarrota total tras mi visita y probablemente ya he sido vetada en todos los RIU del mundo.

Cuatro debería hacernos un programa: «Gordibuenos por el Mundo», ¿no creen? ¿qué situaciones han vivido ustedes en sus viajes dignas de contar?