Reconozco que las revistas de decoración siempre han sido mi debilidad. Desde hace años me encanta consultarlas siempre que voy a hacer una reforma en mi piso y aprender consejos de orden. Cuando descubrí Tik Tok la cosa fue a peor, me hice realmente adicta a las cuentas donde hacen limpiezas radicales y en general, a las cuentas que dan tips para mantener tu casa como los chorros del oro. 

Llevaba varias semanas viendo un producto increíble para limpiar las mamparas del baño y sentía que si lo compraba mi vida mejoraría, mis hijos sacarían mejores notas, mi marido estaría tan inspirado que lo ascenderían y todos nuestros sueños se harían realidad. Y eso solo con un producto de limpieza.

Así que me dispuse a comprarlo y al cabo de un par de días el bote de los milagros estaba en mi despensa, listo para acabar con toda la suciedad de mi hogar y los problemas de mi vida.

Como soy una ansias no leí las instrucciones con todo el cuidado que debía, si lo hubiese hecho me habría dado cuenta de la advertencia que ponía en letras gigantes USAR SÓLO EN LUGARES VENTILADOS.

Eché una buena cantidad y me puse a frotar el mejunje aquel con la energía de un conejito Duracell. Pasaron unos minutos hasta que empecé a notar como un cosquilleo en la frente, pensé que sería de mi cansancio habitual y no le di mayor importancia. Pero a los dos minutos me mareé en serio y traté de salir de la ducha. PERO YA ERA TARDE.

Estaba fatal, me sentía como si me hubiese tomado una botella de whisky yo sola, así que intenté arrastrarme fuera de la ducha cual babosa. Con tan mala suerte que me resbalé y me abrí la ceja.

Por suerte ese día mi madre venía a buscar unos papeles a mi casa y llegó justo unos minutos después. Me encontró a punto de sufrir un parraque, tirada en el suelo del baño con la cara sangrando.  Y lo primero que dijo la señora que me trajo a este mundo al verme en el escenario más penoso de mi vida fue:

Será que no te he dicho veces que no mezcles productos de limpieza.  

Como tenía toda la razón del mundo y yo tampoco tenía el cuerpo para discutir, asumí la bronca con tal de que me llevase a urgencias a que me cosiesen la ceja.

Así que con toda la dignidad que me quedaba me puse el abrigo y me fui al médico con un trapo de cocina cubriéndome la herida.

Cuando volví a casa y vi como había quedado el baño (parecía la escena del baile de Carrie) me prometí a mi misma que dejaría de comprar todos los productos milagrosos que veo por redes. Al menos hasta que tenga un baño con ventana.

Barby.