Uno de los grandes placeres que tiene la vida es pasarte los fines de semana en pijama, descalza y con un moño despeinado. Cero maquillaje, cero preocupaciones. ¿Hay algo más liberador que eso?

Muchas personas, por no decir la mayoría, están aprovechando estos días en casa para pasar del pijama al chándal, en el caso de que vayan a hacer ejercicio o salir a comprar algo necesario, a no quitárselo en todo el día.

Pero, ¿tú de que bando eres? ¿De las que todavía se siguen arreglando para estar en casa o de las que se ha unido al efecto pijama?  A ver si con las siguientes razones, te decides.

Ventajas de pasar el día en pijama

Cuando te levantas por las mañanas, no tienes que pensar en qué te vas a poner. Una cosa menos de la que preocuparte.

-Estás cómodo las 24 horas del día y, si encima estás sin sujetador, es el paraíso.

-Muchas veces tenemos una colección preciosa de pijamas a la que no le sacamos partido. Ahora es el momento de lucirlos y ponértelos hasta para bajar la basura.

-¿Planchar? De eso nada.

Pocos se hubiesen imaginado lo que sería trabajar en pijama, pero ahora lo puedes hacer sin que nadie te diga nada.

-De repente, te empiezas a preocupar menos por el aspecto físico y las apariencias. Te sientes natural y liberado. Siendo tú misma.

Mientras que las cosas vuelven a la normalidad, aprovecha para liberarte todo lo que puedas. Es el momento de estar cómodo y a gusto en casa. Saca tu pijama más bonito y disfruta del tiempo que tengas para ti, porque luego puede que la rutina no te deje hacer todo lo que te gustaría. Es mejor vivir el presente de la mejor manera posible, sacando lo bueno de cada situación por complicada que sea. Y con humor, esa es la clave para superar las adversidades.