Si estás leyendo esto es porque posiblemente has sufrido en primera persona lo que vivir una relación tóxica significa. Los celos descontrolados, los gritos, los llantos. La paranoia que domina cada ápice de tu mente, la sensación de sentirte débil, nimia, insignificante. Querer irte con todas tus fuerzas y no poder, atrapada en algo que odias pero sin lo que no puedes vivir.

Vivir – y estar- en una relación tóxica es algo complicado. Puede que no te sientas apoyada, que desde fuera parezca más simple de lo que  en realidad es o que creas que tienes un patrón que se va a repetir con todas tus próximas parejas, pero déjame decirte que no, que hay salida, que puedes – podéis- hacerlo bien.

Todo lo que escribo ahora lo hago desde un plano estrictamente personal y cada persona es un cúmulo de circunstancias distintas y por tanto no pretendo aconsejar a nadie. Que a mi me sirviera no significa que a ti lo haga. A la hora de empezar una relación nueva esto es lo que hice para no «caer de nuevo» en comportamientos insanos. Llamémoslo mi mantra para evitar fastidiar relaciones.

Ocupa tu mente

Parece algo tonto, pero realmente a mí fue una de las claves que me hizo mejorar mi situación. Normalmente en una relación tóxica uno tiene el poder y el otro se subordina. Si eres de las que está en el rol de demandante, salir, hacer amigos nuevos, apuntarse a un deporte…es fundamental para a) evitar el pensar demasiado y obsesionarse, ya que eso sólo produce más ansiedad.  b) empezar a recuperar espacio personal. Rellenar los huecos dónde antes sólo estaba esa persona con tu propia esencia. 

Si venimos de una relación tormentosa en el pasado – no importa cuanto tiempo haya pasado- si no podemos medidas de seguridad, es muy fácil volver a repetir comportamientos. Por eso creo que es fundamental marcarte – no sólo a tu pareja, sino también a ti misma- una distancia de seguridad. Obligarte a tener tiempo de calidad contigo, buscar huecos para tus aficiones, tus obligaciones… Si no las tienes, créalas. No dejes que esas ganas al empezar una relación de estar siempre con tu pareja marquen unas reglas que luego serán más complicadas de romper. Acostúmbrate a que tú vas primero y luego los demás.

Métete en tus asuntos

Otro punto importantísimo. Grábate a fuego que tú ya tienes bastante con tu vida como para ir montando dramas por la de los demás. Venir de una relación tóxica significa desconfiar, tener tendencia a la paranoia, a montarte películas en tu cabeza que ya quisiera Almodóvar. Pero tu pareja no tiene la culpa. No exijas claves, no mires mensajes, no te aprendas pines del móvil.

Si empiezas una nueva relación y empiezas a meterte en los perfiles de tu pareja, puede descontrolarse y volverse algo bastante obsesivo y contraproducente.

La confianza debe ganarse por otros medios que no signifiquen invadir la privacidad y el espacio personal del otro.

No te compares.

No, no eres su ex novia. Tampoco eres el pibón que se tiró en una discoteca a las cinco  de la mañana. Eres tú y eso debería ser suficiente. Muchas veces las relaciones de dependencia emocional vienen relacionadas con una autoestima baja, en la que te sientes inferior y para  nada merecedora del amor del otro.

Recuérdate a ti misma tus puntos fuertes, entiende que si por cualquier motivo la relación no saliera mal no es el fin del mundo. Que sí, que llorarás, pero que si superaste el final de Friends, no hay nadie que te derribe.

Intenta mantener a raya los pensamientos auto-destructivos.

Comunica y cede:

Para mí la parte más difícil sin duda. Entender que no siempre mi pareja va a tener ganas de verme. Que habrá días – semanas- que quiera estar con sus amigos. Que le apetezca más irse de festival a quedarse en mi casa viendo Netflix. Y está bien. No me quiere menos por eso, sólo está disfrutando de SU vida. ¿Qué atrevido, verdad?

La clave de una relación sana a mi entender es respeto mutuo y respetarse es entender que sois dos seres individuales, con miedos, sueños, amigos, familias y gustos distintos. Amor es algo que siempre suma, no resta.

Y sobre todo, no eres perfecta. Está bien equivocarse pero está mejor pedir ayuda.