Primero de todo, cabe decir que mi pareja y yo nos complementamos y compenetramos en muchos aspectos, si no, no estaríamos juntos tanto tiempo después, pero uno de los aspectos donde más nos entendemos es en el sexo. 

Nos encanta innovar, seducir, jugar e incluso reírnos en depende que situaciones, sinceramente no creo que pudiera haber encontrado a nadie que encajara más conmigo que él. 

Por eso mismo, el otro día que teníamos todo el día para nosotros, y sabiendo cómo somos en este aspecto porque si no podría haber creado problemas, decidimos jugar a puntuarnos en el sexo, solo por ese día y como una experiencia nueva, como diversión. 

Cogimos la baraja de póker y jugamos al strip póker, si no sabéis lo que es, es como póker pero cuando uno pierde, decide si quiere quitarse una prenda o realizar un reto, o al menos ésta es la forma en que nosotros jugamos. 

Las partidas fueron bastante igualadas y en un rato, ambos estábamos solo con en tanga y calzoncillo respectivamente. 

Perdí esa ronda y decidí prenda, así que me giré y me quité el tanga jugueteando y dejando a la vista mi trasero; me volví a girar y estaba mordiéndose el labio, sin duda el tiempo no había hecho que se sintiera menos atraído por mí. 

La siguiente ronda la perdió él y aunque aún llevaba ropa interior, pidió reto, así que me tocó escoger cual y decidí que me hiciera un cunnilingus. 

Empezó a lamer los labios exteriores y después fue jugando con su lengua a acercarse más y más al clítoris, estaba a mil y quería que me diera placer, así que esbocé un «mmm… Un 7…» A lo que él, rápido se fue al clítoris, lamiendo y succionando mientras sus dedos entraban y salían de mí, yo empecé a temblar y en pocos segundos me corrí gimiendo un «9».

La siguiente ronda la perdí yo, y como ya no tenía ropa, pedí prueba. 

Se sentó más recostado y me hizo un gesto que dejaba inequívocamente claro que quería que le hiciera una felación. 

Me acerqué gateando y humedeciéndome los labios a lo que respondió con una mirada de lo más morbosa; me coloqué entre sus piernas y saqué su erección de los calzoncillos. 

Por más tiempo que pase, yo creo que jamás me dejará de gustar su polla; es perfecta de forma, tamaño y sabor, siempre lo digo, está hecha para mí. 

Jugueteé con mis labios por el tronco, para después lamer de arriba a abajo mientras con la mano acariciaba sus testículos.  

Entre jadeos pude escuchar un «6,5», quería provocarme para que me esforzara al 100% en hacerle disfrutar y me la metiera en la boca. 

Me la introduje y succione, haciendo presión con los labios en el glande, para después metérmela por completo. 

Seguí unos minutos hasta que susurró con voz entrecortada: «un 9, un 9, para por favor, que quiero follarte». 

Me giré y me apoyé en la mesa, dejando a la vista mi trasero; introdujo uno de los dedos dentro de mí y empezó a pajearme, a lo que le dije un «un 6…» Introdujo otro de los dedos y me preguntó: 

   – ¿Y así, que puntuación le das?

   – Un 6,5… Creo que para subir de nota vas a tener que utilizar otra cosa.- Dije en tono sugerente.

   – Mmm… ¿Así que la quieres dentro, eh?

   – Muy dentro… Respondí entre jadeos mientras su polla entraba en mí.

 

Me penetró profundamente, una embestida, dos, tres… Estaba llegando al cielo. 

Con sus dedos acarició mi clítoris mientras seguía penetrándome duro y yo en pocos segundos acabé temblando y dejándome llevar por un orgasmo brutal. 

Cuando acabamos me preguntó la puntuación, y por provocarle, le volví a decir un 9, aunque el sexo con él realmente siempre es de 11 sobre 10. 

Me miró con cara pícara y me respondió: 

   – Tenemos toda la noche para mejorar esa nota, prepárate porque te voy a follar y lamer entera hasta que me des ese 10… – Y sin duda, así fue. 

 

Oaipa