Nuestro cuarto. Una noche de frío y lluvia que salpicaba sobre el alfeizar de la ventana produciendo un sonido metálico que llegaba a ser rítmico. El viento soplaba sobre la claraboya. Nuestra casa parecía más hogar que nunca.

Esta mañana estuve con Marta, está feliz, Mario y ella al fin van a ser padres‘.

¿Marta era esa compañera tuya de aquel curro en la tienducha de mala muerte? Habrá conseguido un trabajo mejor, ¿no?

Pues la verdad es que no lo sé, me la encontré por la calle y vi su barriguita y lo poco que hablamos fue para felicitarla por su bebé. Estaba encantada…

Inconsciente, si todavía tiene ese mísero sueldo que os pagaban allí a ver cómo saca adelante una familia. Tener hijos en esas condiciones hoy en día es un despropósito‘.

Pues Sebas, ahora que hablamos del tema, lo he pensado mucho y realmente creo que estamos en ese punto. Vamos, que podríamos intentarlo. Los dos tenemos un buen trabajo, tenemos una casa genial, estamos listos, ¿no crees?

Bufff, no creo que sea algo que podamos decidir en cinco minutos antes de dormirnos. Hoy nada es estable. ¿Y si alguno de los dos se queda en el paro? ¿O si a mí me dan ese ascenso por el que estoy trabajando tanto? ¿Te imaginas hacer frente a horas y horas de proyecto cargando con un crío de pocos años?

Pero es que si te paras a analizar cualquier hipótesis nunca será el momento. Estas cosas llegan y uno se adapta…

Bueno, se adapta si quiere, que aquí todos tenemos un orden de preferencias. Para ti lo primero sería tu hijo, para mí mi trabajo‘.

Si tuvieras un hijo no pensarías así, estoy segura, tu trabajo continuaría siendo importante pero ese pequeño ser estaría por encima de todo. Pongo la mano en el fuego‘.

Y por eso ahora mismo no quiero que ni me lo plantees. En mi lista anual de objetivos no está un embarazo, te lo juro. No compliques más las cosas de lo que ya lo están‘.

Perdona, ¿qué cosas están complicadas? ¿Te refieres a nosotros?

A ver Valen, que tú tonta no eres, y tengo claro que el que me vengas ahora con todo ese rollo de ser mamá es un intento por intentar arreglar un poco lo nuestro‘.

Te equivocas, jamás tendría un hijo con el objetivo de amarrar a otra persona. ¿Quién mierdas crees que soy?

Eres tú la que ha sacado el temita como si aquí nuestra vida y nuestra relación fuese un cuento de hadas. No sé en qué mundo vives, pero debe ser una realidad paralela a la mía‘.

¿Otra vez? ¿Pero me puedes explicar desde cuándo o por qué lo nuestro no va bien? Es la primera noticia que tengo‘.

Valentina, que para que algo vaya mal no hace falta discutir a diario‘.

Estoy de acuerdo, pero no me has respondido, ¿por qué nuestra relación no está bien, Sebas?

Pues… el estancamiento. Es siempre lo mismo, las mismas rutinas, lo mismo cada día, cada semana. No evolucionamos, no damos pasos juntos‘.

Creo que me va a explotar la cabeza, Sebas, hace un minuto te he planteado que tengamos un hijo, ¿qué otro paso quieres que demos? ¿Volvemos a casarnos?

No me entiendes Valen, estoy aburrido, agotado…

¿De quererme?

¡Pues sí! De quererte, de cuidarte y de tratar de que seas feliz aunque mi trabajo me robe casi todo mi tiempo‘.

Sebas, ¿sabes que me estás diciendo que soy una carga para tu idílica vida en la que solo estáis tú y tu importantísimo trabajo?

Deja de llamarme egoísta con tus pullitas. Estoy en una etapa muy trascendental de mi carrera, ya lo sabes, lo sabías cuando nos casamos, no me lo eches ahora en cara‘.

No lo hago, siempre lo he respetado, pero estoy segura de que ese agotamiento tuyo es puro egoísmo. Soy tu carga, esta casa también lo es. Todo lo que no seas tú, lo es‘.

No tienes ni la menor idea de lo que estás diciendo. En todo esto no soy yo el único culpable, nuestra vida es cosa de los dos, y tú no has hecho nada porque esto marche‘.

¡¿Pero cómo coño quieres que solucione algo que ni sabía que tenía un problema?! Me vas a volver loca Sebas‘.

Mira Valen, lo que tú quieras. Si no lo sabías, ahora ya lo sabes. Esto no funciona, ¿y quieres que te diga más? Llevo días pensando en tomarme un descanso‘.

¿Te refieres a coger tus cosas e irte? No creo que seas consciente de cómo me estas dejando Sebas, hace un rato nos queríamos y ahora te veo haciendo las maletas. Sé sincero, ¡joder! ¿Qué está pasando?

Ya te lo he dicho. Tú hoy querías hablar de ser padres, y yo pues no. Seguramente me vaya, antes o después, no sé si para volver o no, pero me hace falta pensar‘.

No querido, si te vas no vuelves, eso tenlo claro. Si quieres que juntos arreglemos eso que tu dices que no marcha, lo intentaremos. Pero esa puerta es de un único sentido, el que se va, no regresa‘.

Esta casa también es mía, ¿lo recuerdas?

Por supuesto, y si quieres la que se va soy yo, tengo cero inconveniente. Pero ni se te ocurra pedirme después que vuelva porque no lo haré. Como Valentina me llamo‘.

Siempre has sido tan extremista, me pone enfermo que no conozcas los términos medios…

¿De qué me estás hablando ahora? Mira Sebas, ¿sabes qué? Hasta aquí. Si querías terminar con mi cordura, lo has conseguido. Me largo‘.

La lluvia comenzaba a ser más y más fuerte, y la tormenta ya caía con rabia sobre la ciudad. Por fortuna el taxi fue rápido y apenas tuve tiempo de mojarme camino de casa de mi hermana, Habían sido doce años de amor rotos en mil pedazos en apenas diez minutos. Demasiado rápido, sin tiempo siquiera para valorar si aquello estaba bien o mal.

Tres semanas después el tiempo lo puso todo en su sitio. El sol lucía entonces como queriendo ambientar una escena en la que todo sale a la luz, donde de pronto no hay secretos y las cartas se muestran sobre la mesa.

Solo venía a buscar el resto de mis cosas. Sé que enviaste un par de cajas a casa de mi hermana, pero tenía papeles importantes guardados en algunos cajones y no quiero perderlos, ¿te importa?

No, en absoluto, pero quizás podrías volver en otro momento o al menos avisar antes. Me pillas algo ocupado‘.

Sebas, son casi las cuatro de la tarde de un sábado, más allá de que te haya despertado de una siesta olímpica, ¿en qué puedo haberte molestado?

Sonidos al fondo del pasillo. Unos pasos que se acercaban con brío hacia la puerta de entrada donde nosotros nos encontrábamos.

Sebas… las toallas de ducha ¿estaban en el armario del pasillo o en el de tu cuarto?

Vaya, pues buenas tardes entonces, ya veo que en esto no mentías, te pillo, os pillo, ocupados‘.

Daniela, su flamante compañera de proyecto, se paseaba por la que todavía era mi casa como si aquel precioso piso de pronto le perteneciera. Ella era el auténtico motivo por el que mi marido estaba aburrido de quererme, querer a Daniela debía ser, sin duda, mucho más divertido.

Mi Instagram: @albadelimon

Fotografía de portada