Yo diría que la mejor de mis cualidades es lo tremendamente empática que soy. Es que en seguida me pongo en el lugar de los demás y todo me llega a la patata, soy puro corazón‘. ¿Cualidad? ¿De verás? ¡Y un mojón!

He pasado prácticamente toda mi vida presumiendo de lo grandioso que es posicionarse antes de responder. De lo mucho que molo por pensar siempre en todo lo que pueden estar pasando los demás para tener según qué comportamientos. Apiadándome de un millón de cabrones que solo querían tomarme el pelo… Porque soy empática pero también gilipollas, así de claro.

Y es que en casi treinta y cinco primaveras he pasado por alto desde caraduras que se han aprovechado de mi buena fe, hasta auténticos hijos de su madre que me han pisoteado lo que han querido. ¿Lo peor? Que yo he continuado mi vida jactándome de ser puro sentimiento, e incluso sintiendo pesar por aquellos que van por el mundo con una piedra por corazón.

¡Ojalá mil piedras! ¡Ojalá no ceder siempre anteponiendo el bienestar de los demás por delante del mío! ¡Ojalá ser dura como el diamante!

Yo lo que quiero es aprender a ser egoísta, egocéntrica, borde e insoportable. Vamos, convertirme en esa hija de puta en la que nadie piensa para pedir favores. Quiero ser la chica de Mr. Puterful: 0% love, 100% hater. Evolucionar en ese ser rudo (pero adorable) que está ahí siempre, pero con distancias de por medio.

Reconozco en esta descripción a tantísima gente a la que quiero… Todas esas personas que disfrutan de su propia vida pero que han construido a su alrededor una muralla brutal e inaccesible. ¿Qué no son verdaderos amigos? ¡Ni de coña! Lo son, vamos si lo son, pero han aprendido a dejar claro a los suyos que eso de estar pendientes de los demás no entra en sus planes. Y es que nadie nos obliga a estarlo, es algo agotador y soporífero. ¿Tienes problemas? Cuéntamelos si quieres, pero no esperes que yo sea tu única solución.

Estoy hasta el moño de que mi felicidad dependa de que los demás también lo sean. Que incluso aunque no te conozca de nada, si compartimos espacio y tiempo, tu sonrisa sea la mía y tu ansiedad se me contagie en cuestión de segundos. Quiero disfrutar alojada en mi propia burbuja vital, dejando resbalar lo que sucede más allá de mi círculo cercano.

Ser fría cuando hay que serlo, y dulce solo en lo necesario. Sin regalar energía a diestro y siniestro, guardando lo más positivo únicamente para aquellos que realmente lo merezcan. Es hora ya de luchar por una misma y solo por aquello que nos interesa. Vuestras batallas no son también las mías. Dejadme en paz, ¡copón!, este dispensador de amor a raudales ha echado el cierre.

Mi Instagram: @albadelimon

Fotografía de portada