Recuerdo que la primera vez que pisé una discoteca (bastante mayorcita y con una preciosa mochilita llena de complejos) pensé que aquellas personas que bailaban con movimientos exagerados y que parecían refulgentes de felicidad me parecían ridículas. Hoy se que lo que sentí fue una gran (grandísima) punzada de envidia.

Cuando veía películas y la chica se ponía a bailar libremente al ritmo de la música, no podía evitar pensar que aquella actriz, delgada y preciosa, se podía permitir hacer esos movimientos y romper con el esquema de la rectitud porque tenía una planta que se lo permitía pero, que en la vida real una chica como yo, que se ha hartado de escuchar comentarios como que las chicas de cuerpo no normativo no lucen igual, parecería un orangután. Así que decidí perderme los mejores años de mi vida escondida en la barra, tomando algo, porque quería pensar que estaba muy por encima de esas canciones de perreo infinito y poses de diva máxima.

Chicas bailando

Pero un día me mire en el espejo y coloqué mi mano en mi cintura, me deje caer sobre mi cadera y dejé que me invadiesen Lola Índigo, Bad Bunny o cualquier canción de luces de neón y cubata cargadito. Y ese día, bailé. Y joder, que guapa estaba sonriendo tanto y haciendo esos movimientos de melena que tanto había visto hacer a Beyoncé. Que buena estaba andando hacia el espejo con la cadera bien marcada y poniéndome de puntillas como si llevara unos taconazos dignos de Ru Paul. ¿Y sabéis que fue lo mejor? Hacer todo aquello delante de todo el mundo y cambiando la mochila del principio por un bolso de mano que me iba genial con la falda más corta que encontré en mi armario.

Que bella era esa gente a la que había visto y a la que tanto había envidiado y, sobre todo, que bella era yo, que había decidido cambiar la posición defensiva de la barra a la ofensiva del centro de la pista. Y tu, que me estas leyendo y que alguna vez has sentido que esas canciones no estaban hechas para ti, déjame decir que el tiempo pasa y que te aseguro que lo más sexy de ver a una persona bailar es saber que los complejos los dejo atrás, junto con el miedo y el toque de queda.

Chica bailando

Que esa canción de bailoteo máximo lleva tu nombre y que la noche se volverá un poco más triste si tu te quedas mirando a otros quemando la discoteca. Porque déjame decirte, que las mejores noches son las que acaban con los zapatos rotos de tanto baile y que eso no conoce de talla. Así que, como dice Daddy Yankee, dale gasolina, que los complejos hace tiempo que se convirtieron en cenizas.

Rocío Torronteras (@rocio_tor16)