Del grupo de seis amigas del colegio, Alana nació con una flor en el culo. De mayor nivel económico que el resto, a ella le llevaban a esquiar cuando el resto pasábamos el invierno en el club juvenil del barrio; a ella le compraban ropa carísima y nueva cuando el resto vestíamos sin grandes alegrías ni gastos, o con ropa heredada; comía por ahí todos los domingos y vivía en un unifamiliar. Era la envidia del grupo, en definitiva. Cuando salimos del instituto, Alana fue a parar, por supuesto, a la universidad privada, donde cada matrícula no baja de 8.000 euros, y allí hizo una ingeniería, no sé muy bien cuál, y salió con un puesto de trabajo en una empresa de energía eólica donde cobraba bastante más que cualquiera de nuestros padres o madres. 

Mientras tanto, el resto íbamos haciendo lo que podíamos. Unas nos pusimos a trabajar directamente al salir del insti, otras se hicieron carreras en la pública, o algún grado medio… en fin, tuvimos un camino hacia el mundo adulto un poco más “habitual”. A pesar de sus privilegios, Alana siempre parecía envidiarnos a nosotras; por la razón que fuera, ella no era demasiado feliz con su trabajo, ni con su hipoteca, porque pronto se compró un pisazo en la mejor zona de la ciudad (imagino que le ayudarían sus padres, porque los precios son astronómicos). Lo tenía todo, pero cuando yo hablaba de mi trabajo precario en un centro comercial, ella decía “jo, qué guay”, o cuando mi amiga Paule se quejaba de las horas que metía sin respirar en su trabajo en la hostelería, Alana decía cosas como “al menos te lo pasas bien, en mi oficina es un aburrimiento, ya te cambiaba yo…”. Estaba claro que no valoraba positivamente la suerte que había tenido. 

Empezó a comportarse mal con el resto. Metía mierda de unas a otras constantemente, invitaba solo a dos o tres de nosotras al piso en la nieve, e intentaba que tuviéramos mal rollo entre nosotras. Esto lo veíamos todas, pero yo fui la única que dijo algo, porque tengo más mala hostia que el resto, probablemente. Solo le llamé un poco la atención, sin broncas ni nada, simplemente le dije que no estaba bien eso que hacía de hablar mal de unas a otras y demás. Le noté la rabia contenida, y, a partir de entonces, a pesar de que intentaba disimularlo, me cogió asco. Si yo me enrollaba con alguien y se lo contaba a todas, ella siempre le daba la vuelta para acabar riéndose de mí, o si conseguía un curro mejor ella lo echaba por tierra todo… se empeñaba en chafar cualquier cosa que me hiciera ilusión. 

Así fue pasando el tiempo y ya nos pusimos en los 30. Con trabajo y pareja formal, empecé a mirar vivienda para comprar, y, como con todo lo demás, yo compartía con mis amigas por whatsapp los pisos que iba viendo. Ella, por supuesto, les sacaba fallos a todos: que si este barrio tiene mucha chusma, que si este otro está lejos de todo… y todo el rato igual. 

De pronto, encontramos la casa de nuestros sueños. Era un unifamiliar super pequeñito, con un jardín enano, pero precioso. Era perfecto para nosotros, que habíamos decidido que no íbamos a tener más familia que un gato.

Se lo enseñé, y, una vez más, todas me dijeron lo bonito que era, menos ella, que le sacó mil fallos. A los dos días y antes de que pudiéramos hacerle una oferta, se vendió. Fue un palo, porque la casita llevaba en venta casi un año, y justo se vendió cuando nos interesamos por ella. Estábamos super ilusionados, y fue un chasco gordo, la verdad. 

Otro par de días después, me llamó otra de mis amigas con el notición: Alana le había dicho que estaba fatal porque, “sin saber que era la misma casa” que la que me gustaba a mí, la había comprado. Y ahora no sabía cómo decírmelo, y estaba super preocupada. No me lo podía creer. Le llamé y le dije de todo. Ella, increíble pero cierto, seguía intentando hacerme creer que la cosa había sido casualidad, que cuando yo mandé el enlace, ella lo miró muy por encima y no se fijó en nada. Yo le reenvié sus comentarios sobre esa casa, que demostraban que había mirado esa casa con todo detalle y le dije que no me hablara más en su vida. 

 

Anónimo

 

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