¿No estás hasta las narices de ser buena y que nadie se acuerde de ti?

Seguro que te has descrito a ti misma como “de buena, soy tonta”.

Te lo confirmo yo, sí tesoro, sí que lo eres, pero no eres la única.

Dejas libros, ropa, dinero, pelis, suscripciones a canales de pago y luego a ti no te dan ni un segundo para comentar cómo estás. ¿Te suena?

No eres la única víctima de estos hechos, solo eres una persona generosa que buscas que todos sean felices y puedan disfrutar de grandes cosas, por eso se las facilitas con toda la confianza del mundo.

Sin embargo, existe el sentimiento de que contigo no son así. Puede que pienses que este comentario es egoísta porque piensas solo en que no te hacen caso cuando tú sí que lo haces, pero es cierto que las comparaciones son inevitables.

No se trata de mostrar que eres indispensable y quieres la atención del mundo entero, sino que con un “gracias” es suficiente. Si le comentas esto a alguien seguro que te dice que las cosas no se hacen para recibir algo a cambio, pero lo que no se debe hacer es aprovecharse de los demás sin más.

¿Cuántas veces te han pedido dinero porque algún amigo no estaba pasando una buena racha? Y tú, ¿qué has hecho? Yo he hecho un bizum ipso facto; sin embargo, ¿has pensado qué hubiera pasado si te hubiera pasado a ti?

No podemos culpar a los demás de no ser tan generosos como lo serías tú, pero tú sí que tienes la culpa de ser buena de más y no marcar límites.

 

Hace poco recuperé una guitarra que le había prestado a una “amiga” hacía dos años. La cosa es que encima me la devolvió su ex a regañadientes y con dos cuerdas rotas. Está claro que las cuerdas se pueden cambiar y que no había prisa por tenerla porque no la estaba usando, pero, ¿es necesario suplicar que te devuelvan algo que es tuyo?

Lo mejor de todo es que si la amistad se acaba, puede que te echen la culpa de que nunca se sintieron arropados por ti porque no quisiste compartir con ellos los momentos duros.

Pero la cosa no va solo a términos materialistas, porque si dejas un libro y no te lo devuelven, te lo puedes volver a comprar; no obstante, el problema viene cuando tú te preocupas por otra persona y terminas viendo que a él o a ella le importas un pimiento.

Duele bastante, no te voy a engañar, pero ese es el motivo principal por el que tienes que ser egoísta y pensar en lo que es mejor para ti, porque la empatía no siempre es recíproca y es algo que debemos aprender.