Hola queridas todas!
Vengo a contaros mi primera Y ÚLTIMA cita Tinder. No le doy una segunda oportunidad, aquí lo firmo y sello con sangre si fuera necesario.
Como llevo soltera 6 meses decidí abrirme un perfil a ver si así podía conocer a alguien y conocí, conocí, ¡vamos que si conocí! Que yo soy una chica de lo más normalita y en seguida se me llenó la aplicación de mensajitos y de avisos. La cuestión es que fui descartando hasta que di con un chico que me pareció monillo y bastante interesante.
Joder! Lo primero de esta app es que ves perfiles de peña como quien busca piso de alquiler en Fotocasa jajajajajaja. Qué cosa más fría! Que yo entiendo el concepto pero no va conmigo, eso de ponerte a analizar a tíos como quien mira si una cocina está completa o no. Pero que eso, que me puse a hablar con este chico y así de entrada bien, sin más. Como que le costaba un poco expresarse, yo le preguntaba pues lo típico en qué trabajas, qué te gusta hacer, qué música te mola y él a todo me respondía como con monosílabos. Llegó un punto que dejé de escribirle y entonces fue él el que empezó a preguntar.
Tampoco es que soñase con este chaval por las noches ni nada por el estilo, de vez en cuando hablábamos y poco más pero el domingo pasado me propuso tomarnos algo esta semana y como no tengo nada que perder y me pareció buen chaval pues le dije que sí.
No es que sea una pasota ni nada por el estilo es que sencillamente no confiaba yo en dar en el clavo así tan rápido, me han dado en la vida muchas bofetadas como para ser tan crédula. Pero eso que quedamos en una cafetería y yo ya 20 minutos antes me estaba arrepintiendo, me apetecía más irme al ginecólogo que a la cita, como os lo digo. Es que me estaba imaginando en una mesa esperando a un desconocido, que llegase y se sentase conmigo, que no me gustase ni un poco y me cagase en todo pensando en qué coño había hecho.
Pues así, pero peor.
Llego pronto así que me siento y me pongo a mirar el móvil. Por 3 veecs estuve a punto de levantarme y salir corriendo pero después pensaba en el chaval y me daba rabia, no se puede ser tan gilipollas. Al poco, puntual, aparece. Se parece al de las fotos, NO. Pero me doy cuenta de que es él porque me mira y sonríe. Es el de las fotos, vale, pero con unos 10 años más encima. Que no pasa nada, pero ya de entrada me parece feo que te marques un photoshop en Tinder, es triste colega. Se sienta y se presenta. Me dice que soy muy guapa y a mí ya me corta el rollo porque no, no soy guapa, y si me lo dice es porque viene ya pensando en mojar el churro o al menos darse un filete. Soy resultona, cuando me conoces soy divertida y si quieres interesante, pero jamás en mi vida he sido guapa, no me mientas.
Según se sienta viene el camarero y le pide UN VASO DE AGUA DEL GRIFO. En serio, eso es cutre, muy muy cutre. Le pregunto por romper el hielo si el agua mineral le hace daño o algo y me dice que es por ahorrar. Me había contado que trabaja, que tiene su propia casa y todo eso, y resulta que no tiene 1.50 para un agua de botella. No entiendo, pero bueno. Yo le doy un sorbo a mi cerveza de 2.50 euros porque cago dinero.
Los siguientes 30 minutos se resumen en: silencio incómodo – es que como puedes ser tan guapa – silencio incómodo – eres de aquí – soy de aquí y de allí, ciudadano del mundo ‘you know’ – silencio incómodo – qué preciosa eres – como me vuelvas a decir eso me levanto y me voy – bueno, pero si nos vamos te invito a mi casa – silencio incómodo y ganas de irme aumentando – no te conozco de nada no voy a ir a tu casa – silencio incómodo – pues si vinieras no te arrepentirías – cara de sádico – silencio incómodo – me levanto y me voy.
Os prometo que mi intención era pagar mi súper cara cerveza pero salí tan escopetada de allí que ni eso hice. No contento con quedar como un salido de mierda no va el ser este y me escribe a los 10 minutos para preguntarme si voy a volver. La gente está fatal y Tinder es como la parada de los monstruos!