ATENCIÓN: NO HABLO DEL MISMO NOVIO EN CADA PUNTO, COLLONS.
– Que me riña cuando digo palabrotas. Soy una malhablada, lo sé. La cosa ha ido a peor con los años. Joder, coño, mierda, hostia, y un sin fin de lindezas que me convierten en una adorable niña del exorcista. Pero quien me quiere y me conoce sabe que me comporto y soy muy educada delante de padres, de personas mayores y de niños. Otra cosa es en la intimidad, ahí hablo como quiero porque estoy cómoda, así que el ‘no hace falta decir palabrotas, es poco femenino’ me corta el rollo mogollón y me hace sentir como en el cole.
-Que no soporte tu relación familiar o que insulte a tu familia. Conocí a alguien que nos llamaba ‘Los Borbones’, solo porque me voy de viaje con mi tío y mi primo, porque me lo paso mejor de compras con mi hermano que con mis amigas, porque me gusta comer paella los domingos en casa de mi madre o porque los sábados prefiero tomar birras con mi padre y mi otra madre. Mi familia no es ejemplo de nada, pero porque te guste pasar tiempo con ellos y cuidarles, no significa que tienes una enfermedad u obsesión. Si alguien puede llamar capullo a mi hermano, soy yo, nadie más. Ni mi mejor amiga, ni mi novio, ni el del quinto. Que insulten a tu familia es como insultarte a ti. No pido que quiera a mi familia como yo lo hago, pero jamás de los jamases dejaré que les falte al respeto.
– Que me insulte aunque sea de broma. No toleraré insultos con los que me siento incómoda o veo una doble intención. Si algo te sienta mal, no lo aguantes.
– Que delante de sus amigos me trate como a un extraño. Esto me ha pasado varias veces, en la intimidad y con mis amigos son lo más, pero a la que nos juntamos con su círculo pasamos a ser desconocidos. No pido besos, arrumacos ni apodos ridículos, solo pido normalidad y que no me choque los cinco cuando se despida de mí (bueno, esto igual sí me mola, pero you know what I mean).
– Que me juzgue por los amantes que he tenido. Es increíble cómo algunos (estoy hablando de algunos, no de todos, aclaro) te cuelgan el cartelito de zorrón cuando te sinceras y hablas de tus amantes. Pasas de ser pura a impura y mierdas muy extrañas, cuando en realidad estás dándolo todo con él y solo te importa el ahora.
– Que intente hacerme sentir mal por el ‘maquillarme como una puerta’ (o vestir como quiero). El debate eterno, ¿mejor con o sin maquillar? Pues la verdad es que lo que mi pareja opine sobre mi forma de maquillarme me importa de poco a nada, así que veo una chorrada monumental lo de llevar 8 meses y que empiece a agobiarme con el ‘hazte la raya del ojo más disimulada, no? que vamos a hacer el vermut’. No mira, perdona, tú me has conocido así y se supone que me quieres como soy, no intentes cambiarme a estas alturas porque queda feo (y porque la única que puedes cambiar si te sale del chumino eres tú).
– Usar expresiones machistas. Te corto la pinga.
– Aguantar mierda (con mierda me refiero a cosas tontas, no os vayáis a los extremos que nos conocemos) porque te parece guapo/inteligente/culto/inserte debilidad aquí. Sí amigos, eso lo hemos hecho muchas y es escandaloso lo que llegamos a aguantar porque nos moja las bragas. Pues no, que caras bonitas y mentes privilegiadas las hay en muchas partes, así que no aguantes porque no lo mereces.
– Que insulte a Harry Potter, Star Wars o cualquier mierda freak que para mí sea lo puto más. (Esto es lo de menos, pero es mi lista y hago lo que quiero).
¿Que no volverías a tolerar en tus parejas?
