Hace un par de años que no tengo pareja. Cuando me dejó mi último novio me lo tomé como una oportunidad para crecer a nivel personal y profesional y me apunté al lema de “paso de tíos, a partir de ahora me voy a querer solo a mí misma una temporadita”.

Pasadas las primeras semanas de readaptación y de echar de menos la vida en pareja, seguía convencida de que no quería volver a comprometerme con nadie durante un tiempo, porque me había llevado una buena decepción, pero las ganas de acostarme con un chico volvieron mucho más pronto de lo que esperaba y… la verdad es que no me apetecía nada aguantármelas.

Por aquel momento todavía no se llevaba tanto Tinder, pero había otras aplicaciones que servían prácticamente para lo mismo: conocer gente que estuviera cerca de ti. Me bajé un par de ellas, me hice un perfil que no dejaba lugar a dudas sobre lo que yo estaba buscando y enseguida comencé a quedar con tíos.

Al principio me daba un poco de reparo, pero en cuanto te sueltas te das cuenta de que puede llegar a ser divertido. Incluso aunque la cita salga mal o no te guste nada la persona con la que has quedado puedes pasar un rato agradable.

La cosa es que al principio quedaba con los tíos por entretenimiento, casi por tener un plan para el finde, pero en los últimos meses ya pasé de cenas, de cervezas o de planes divertidos: ya solo buscaba echar un polvo. Me daba igual quienes sean, a qué se dediquen o qué quieran en la vida, yo aprendí a decirles lo que quieren oír para que venieran a mi casa, nos acostásemos, y se fueran. Y aunque debería estar contenta por poder tener lo que quiero, la cosa es que cada vez me siento peor. Algunos polvos ni siquiera los he disfrutado.

He intentado varias veces cortar esta situación de raíz. Me desinstalo las aplicaciones e intento vivir unos días centrada en otras cosas, pero me aburro. Me aburro y vuelvo a caer en el mismo error, creyendo nuevamente que estas apps me van a tener superentretenida, y el primer día lo hacen, pero al segundo comienzo a sentirme otra vez como la peor persona del mundo.

He llegado a pensar que estoy enganchada a estas apps. Me veo a mí misma como una adicta, que pone todas sus esperanzas en que “su dosis” va a hacerla sentir genial y luego me llevo una gran decepción. Por eso he querido cortar por lo sano y de verdad. Hace unos días desinstalé por última vez todas las apps que tenía. Pero ahora me siento peor que nunca. No paro de pensar en la cantidad de cosas malas que podrían haberme pasado y estoy aterrada. Me asusta pensar que muchos chicos saben dónde vivo, que pueden volver en cualquier momento, que pueden ir contando por ahí que follaron conmigo y alguien de mi entorno pudiera enterarse, que pudiera haber cogido alguna enfermedad de transmisión sexual… Estoy asustada y avergonzada, y todo lo arreglo llorando. Me gustaría pensar que esto es normal y que es una fase del “desenganche” que pasará y poco a poco podré volver a la normalidad, pero no paro de pensar en que jamás seré capaz de volver a tener una relación sexual normal.

Anónimo