Me encanta disfrazarme, y me da igual que sea Halloween, que Carnaval, que el cumpleaños de un colega. Me encanta sentir que por unas horas soy otra persona, y me flipa meterme en la piel del personaje en cuestión. Supongo que nos pasa un poco a todos, pero no hasta el punto de que suceda lo que me pasó a mi el 31 de octubre del año pasado…

Mis amigas organizaron una fiesta de Halloween en casa de una de ellas. Una de esas fiestas de ‘invita a todos tus colegas solteros y que sea lo que Dios quiera‘. Aquello se llenó de señores que me sonaban pero no mucho, y mi disfraz de Blancanieves asesina triunfó. Con el juego de la manzanita que llevaba en la mano muchos se me acercaban con la excusa de morderla, pero no le seguí el rollo a ninguno, excepto a ÉL.

Un vampirazo de metro noventa que me sonaba porque jugaba al rubgy con el novio de una de mis amigas, pero con el que nunca había cruzado más de una frase. Y vampirazo porque obviamente, iba disfrazado de vampiro. Se había afeitado la barba para la ocasión e iba perfectamente maquillado y  vestido con una capa de raso impresionante. Su voz grave y su mirada penetrante acabaron por conquistarme, y tardé poco en darme cuenta de que esa noche iba a dejar que mordiera mi manzana y otras muchas cosas.

tenor

Se le vio el plumero desde el principio, él venía dispuesto a morder (obvio) y yo a que me mordieran. Fue directo pero respetuoso. Serio pero conquistador. Cero Edward Cullen, muy Damon en Vampire Diaries. Cuando me propuso ir a dormir a su ataúd, me faltó tiempo para regalar mi manzana y seguirle hasta su piso, que estaba a solo unas calles de allí.

Todo indicaba que estaba ante un vampiro empotrador, hasta que amigos y amigas, se quitó la capa. Bueno, la capa y todo el disfraz. Fue como si se desinflase, como si hubiera perdido su mojo en un segundo. De repente no era capaz de aguantarme la mirada, le temblaba la voz y no acertaba ni para quitarme el sujetador. Desapareció el deseo en sus ojos y ya solo podías percibir miedo y vergüenza. ¿Dónde coño se había metido el señor con el que había estado hablando toda la noche? ¿Quién era ese adolescente indefenso que parecía que era la primera vez que veía unas tetas?

Sí, como habréis adivinado tardó aproximadamente 4 minutos en correrse, y no, no hizo amago de apañarme a posteriori de ninguna manera. Eso sí, se le quitó de nuevo toda la vergüenza para decirme algo así como que su ataúd era demasiado pequeño, y que iba a dormir más cómoda en casa y sino no íbamos a dormir nada. Vamos, me largó de su casa en cuanto acabó.

tenor (1)

Y yo que pensaba que los vampiros no dormían…

Estela