Os pongo en antecedentes. Soy una chica muy tímida y que piensa que es imposible que los chicos se fijen en ella y si encima le añadimos que soy de Bilbao, ¡os podéis imaginar!. Total, que llevaba sin sexo lo que viene siendo una eternidad cuando me dieron una beca para irme a México ¡y allá que me voy yo! No me había puesto tanto vestido corto ni atraído tantas miradas en mi vida ¡el paraíso gordibueno!

El día de mi drama en cuestión decidimos salir todas las compañeras de piso de fiesta con unos amigos. Ahí estaba yo, cuando aparecen más amigos de los susodichos e inmediatamente me fijo en uno que me llamó la atención.

Con la tontería de enseñarme a bailar, se me acercó meneando la cadera. Yo, roja de vergüenza. Al final me dije, ¡qué coño! Y, después de un par de meneos de cadera y unos besitos terminamos todos en nuestra casa.

Al cabo de un rato nos quedamos nosotros dos y otra pareja (otro mexicano y una de mis roomies). Yo, digna de mi, le quería echar de casa por que aunque me moría por comerme un burrito mexicano, me daba cosa el asunto. Pero ellos tenían otro plan en mente y con la tontina de que el uber era muy caro y no tenían bus hasta las 6 de la mañana nos camelaron.

Total, que ahí voy yo todo dispuesta a solo dormir con él, cuando empieza que si a abrazarme, a darme besitos… ya sabéis… Y digo yo: ¡deja de pensar y déjate llevar! Pues ¡ale, al lío!

Y diréis ¿cual es el problema? Pues que al hombre le gustaba mucho hablar, y cuando yo estaba ya todo caliente, lo primero que me suelta es que soy su primera española y siente que está conquistando España (se ve que llevaba el trauma de nuestros antepasados desde hace tiempo) y, mientras, él dale que te pego clavando su bandera mexicana en territorio español. Después, me preguntó que si estuviésemos haciendo una porno cómo la llamaría (tener sexo mientras te ríes es muy difícil…) y muchas otras cosas que en vez de calentar me enfriaron.

Un rato después le llaman al móvil y veo que se pone un poco nervioso. Yo me callo por si acaso, mientras le escucho mentir diciendo que está durmiendo en casa de un amigo. Pueeees resulta, ¡que era su novia! A la pobre se le había muerto un familiar y estaba esperando a mi mexicano en casa para que la acompañara al funeral (de eso me enteré luego).

Con gran tristeza y un orgasmo a medias lo dejé marchar pensando que no volvería a verlo. Pero se ve que él se quedó con ganas de llegar a la cumbre de nuestro país y lo volví a ver. Ahí fue cuando descubrí, que no quería conquistar España, ¡sino destruirla! Aquello no era un hombre, era un vampiro… ¿alguna vez os han mordido el chochet? Pues a mi no me moló nada.

Al final, me quedé con la historia y con los moratones. Y, me atrevo a decir, que fui yo la que conquistó México.

 

Anónimo