Me encanta el sexo, pero no me gustan las relaciones sexuales de te acabo de conocer en el bar y me voy contigo esta noche a casa. Me gusta conocer a la gente, y considero que a través del sexo también se puede llegar a conocer a alguien. Me gusta hablar con la persona que me gusta, de cualquier cosa, simplemente para saber cómo es, qué le gusta a él, y, sobre todo, qué me gusta a mí de él. Me gusta crear un ambiente de confianza para que el sexo sea más divertido y ambos estemos cómodos. Y creo que por culpa de mis gustos me he convertido en “la chica de paso”.

La primera vez que me ocurrió no le di demasiada importancia. Llevaba varios meses fijándome en un chico, solíamos coincidir por los mismos bares tomando cervezas y por fin una noche me acerqué a él para hablar. Después de unos quince días tuvimos nuestro primer encuentro y yo había intuido, gracias a nuestras conversaciones, que el chico tampoco tenía la autoestima por las nubes, así que dediqué un buen rato de ese primer encuentro a decirle lo mucho que me gustaba, lo cachonda que me ponía y las ganas que tenía de acostarme con él. El chico se soltó la melena y el sexo con él fue fantástico. Repetimos y repetimos, ¡por supuesto! Y de tanto repetir su autoestima se volvió tan fuerte que dejó de interesarse por mí para aparecer por los mismos bares donde coincidíamos de la mano de otra chica, a la que me presentó como su novia.

Un tiempo después conocí a un chico increíble. Al principio no me gustaba desde un punto de vista sexual, pero poco a poco me fue ganando, él a mí, y fui descubriendo, debajo de una máscara de timidez, a una persona divertidísima. Pasábamos horas riéndonos y podíamos tener conversaciones eternas, hasta que un día, por fin, nos besamos. El beso llevó a las caricias y las caricias al sexo, y fue una noche inolvidable. Aunque, debido a su trabajo, nos costaba bastante sacar tiempo para volver a coincidir, fuimos encontrando los huecos para volver a vernos. Pero pasadas las primeras semanas los huecos se iban distanciando cada vez más. Las largas horas de conversación nunca cesaban, pero un día me di cuenta de que hacía más de un mes que no quedábamos. Cuando le pedí que nos viéramos, me contó lo que pasaba: estaba conociendo a alguien. Dos años después, esa chica sigue siendo su novia.

a986258a566baaaf69ccac12afa1796f

Al último lo conocí por internet, y pasamos tanto tiempo hablando antes de poder tener un primer encuentro que yo ya no le quería solamente para tener una relación sexual. Este chico me gustaba para algo más. Sentía por él una mezcla de admiración, cariño y deseo, y alguna vez me sorprendí a mí misma fantaseando con un noviazgo. Él acababa de salir de una larga relación y se sentía un poco inseguro. Un día me confesó que solo había tenido sexo con la que fuera su novia y creía que no iba a estar a la altura de una persona “que sabía tanto”. Me costó convencerle, pero al final nos conocimos y… bueno, nuestra primera vez no fue para tirar cohetes. Él estaba realmente nervioso y al final me lo tuve que guisar yo todo, pero pasada la prueba de fuego, las veces siguientes estuvieron bastante bien. Lo malo es que esas veces que siguieron solo fueron tres en total y todos mis sueños de pasearme de su mano se vieron truncados cuando me dijo que gracias a mí había aprendido a tener follamigas y que estaba probando un montón de cosas que ni siquiera sabía que existían. Y que me estaba muy agradecido.

Otra vez la misma historia. Otra vez me esforzaba para estar a gusto con una persona y esa persona, tan a gusto, terminaba convirtiéndose en mi amigo y compartiendo conmigo el resto de sus aventuras. Al principio no me molestaba, pero este último ya me dolió un poco. Lo justo para que ahora, que acabo de conocer a un chico que nuevamente me vuelve a interesar, me dé miedo que con él me ocurra lo mismo, que todo quede reducido a tres, cuatro, cinco noches, y después él se busque a otra, aunque no pare de decirme lo bien que estuvo conmigo. Si tan bien están conmigo, ¿por qué acaban con otra?

Autor: anónimo