No estoy con nadie. No. Desde hace muchos años. Sola. Siempre sola. Más tiempo sola que mal o bien acompañada. No soy rara. Ni exigente. Ni siquiera soy fría. Y mucho menos soy difícil. Simplemente no hay nadie. No lo ha habido en todos estos años. ¿Por qué? A veces me lo preguntan. Como si fuera extraño. O injusto. O increíble. Como si por ser una tía normal de coco, sexy, simpática, generosa o inteligente, mereciera más, mucho más que estar SOLA.

¿Es malo? ¿Me lo preguntan porque me ven incompleta? ¿Me ven triste? ¿Necesitada? ¿Desengañada? Pues no. No lo estoy. De hecho es imposible que me vean triste. Porque no lo estoy. Soy feliz, y lo saben… pero me lo preguntan porque TIENE que ser así. Porque ser soltero TIENE que ser algo transitorio, el puente hacia algo, el estado temporal que ocurre para conseguir el cometido final en esta vida que por cojones estamos limitados a vivir: la de vivir en pareja. Por cojones. La de la media naranja de las narices, sí, esa vida… Soltero como preludio, como previo de que algo (mejor, cómo no) llegará. Soltero como espera, como síntoma
de que algo no funciona aquí dentro, a la altura del lugar donde nos enganchamos los bolígrafos en la camisa.

 

Pero os digo algo: no he sido más feliz. Nunca con pareja tuve mejores momentos de los que tengo cuando estoy sola. Y no me tachéis de nada. No sería justo. No miento ni exagero. No huyo. No me escondo. No esquivo. Solo digo que no fui feliz en pareja. Con esas parejas que tuve. Y también digo que vivir sola no es consecuencia de nada, aunque tal vez he amado mal. De hecho creo que nunca he amado, amando. No lo oculto. No es malo. Lo asumo. Puede, solo puede que alguna vez haya culpado a otros de mi modo de vida. Pero ya está. Eso pasó. No voy a poner más excusas.

Vivo sola porque simplemente ocurre así. Joder. No pasa nada… es muy pesada esa pregunta que otros te hacen, y no tú. Claro que debe ser bonito que haya alguien ahí detrás, tener la certeza de que alguien me mire amándome desde lejos, desde el quicio de una puerta en una fiesta llena de gente. ¿Lo ves¿ ¿Tú que tanto me preguntas? Claro que estaría bien. Yo también pienso como el resto. Imagino que es bonito acurrucarse en unos brazos y sentirse en casa. Sentir respeto. Ser la elección de otro, entre millones de seres humanos. Estar segura de su amor, estar segura hasta de sus dudas. Y dejar de sentir miedo a cada comienzo. Claro que querría amar bien, amar bonito, amar sano. Como amo a mi familia, a mis amigos, a mi trabajo… como me amo a mi misma.

 

Pero no voy a conformarme con querer sin ser querida en el mismo y exacto punto. Me niego estar con alguien, el primero que aparezca, porque TENGA que ser así, para evitar la pregunta… Ni voy a esperar algo, reconociendo, ojo, que tanto delito tiene el que lo espera todo, como el que no espera nada.

Sólo sé que el amor no se intenta, sólo se siente. Y punto, sin más exigencias ni preguntas. Y que si no amo a nadie es porque no ha habido nadie.