El universo se comunica con nosotros.

Nos envía señales, nos guía en nuestro camino con pequeños mensajes encriptados que solo nosotros podemos interpretar ¿verdad?

Pues no, seguramente no.

Lo más probable es que al universo le de MUY IGUAL las decisiones que tomemos y los aciertos y errores que cometamos. Hay siete mil millones de personas en este planeta insignificante en el espacio infinito. ¿Por qué iban a preocuparle mis dramas al universo?, ¿para qué iba a trazar una compleja red de señales solo para comunicarse conmigo de una forma misteriosa?

Plantearlo si quiera es una estupidez indigna de una persona racional como yo, que vive en una sociedad avanzada en la que superstición ha perdido gran parte de su poder.

Si yo lo sé.

Lo sé.

De verdad que lo sé.

Entonces ¿QUÉ ME PASA?

¡Yo te maldigo pensamiento mágico!

No puedo evitarlo, por más que mi sentido común me diga que las señales del cosmos son inventos de mi cerebro y que intentar analizarlas es tan poco productivo como buscar el futuro en los sueños o en el horóscopo de una web cutre, sigo estando a la espera de ese detalle, esa coincidencia improbable que me dé una pista de hacia dónde va el camino o que bifurcación escoger.

Veamos un caso práctico: Imaginad que acabáis de conocer a un chico o chica que os gusta (que con estos dramas se capta a la legua, pero puede ser por cualquier motivo eh, ya sea la chorrada más grande o una cuestión importante) y tienes dudas sobre si seguir adelante o no porque no tienes ni idea de si la cosa va a a salir bien o va a ser (otro) desastre. Estás ahí, con la duda en la cabeza y aunque sigas con tu vida como si nada un rinconcito de tu cerebro está dale que te pega con el tema.

Entonces empiezas a ver una serie y el prota se llama como él. Tiene que ser una señal.

Entras en una tienda con tus amigas y está sonando la canción que te recomendó. Tiene que ser una señal.

Sales al parque a correr y te encuentras con un perro idéntico al suyo. TIENE QUE SER UNA SEÑAL.

Ya está nena, llámale, volved a quedar, id pensando nombres para vuestros tres hijos. Vais a ser taaaaaan felices juntos, ¡LO DICE EL COSMOS!

Y al contrario más de lo mismo, porque no todas las señales del universo vienen de buen rollito.

Cada vez que me da por ver números treces por todas partes sé que va a ser un día de mierda. 12+1, quiero decir. Mal asunto. Nunca traen nada bueno, es el cosmos advirtiéndome que me ande con cuidado. Abres el mail y tienes 13 correos. Abres instagram y sí, 13 likes nuevos. Tu última foto tiene 26 likes, por cierto, que es dos veces 13 y ¡SI HOY ES DÍA 26! Y tecaban de invitar a una fiesta un viernes 13. En fin, ha sido un placer conoceros por si no llego al medio día (las 13:00 horas) OH DÍOS MÍOS SE ACERCA EL FIN. EL DÍA DEL JUICIO FINAL SE ACERCA.

Y ya sabéis como va esto, es como el horóscopo, si uno se empeña en que tenga sentido acaba haciendo que lo tenga (oh mierda, se me ha manchado mi blusa favorita ¿LO VÉIS? Un día trágico…).

Puede que el universo no nos envíe señales (sí, lo admito), pero quizás la forma en que las interpretamos nos da muchas más pistas que cualquier conjunción de los astros. Tal vez no es el cosmos el que nos habla, puede que sea nuestra cabecita (o nuestro corazón) el que intenta decirnos algo a gritos.