Las gordas ya sabemos por experiencia los comentarios que tenemos que aguantar sobre todo en reuniones de amigos, familiares, etc.
Somos lo que se diría un blanco fácil para que los demás vuelquen su mierda en nosotras. Todo el mundo tiene derecho a opinar de nuestro físico, de nuestra salud, y todos saben la solución a nuestro grave problema de sobrepeso.
Cuando eres una gorda con autoestima alta la cosa cambia. Los ataques al principio son los mismo pero cuando ven que no te afectan, entonces llega el desconcierto. Las típica frases vacías como: «No me creo que te aceptes así» » Es una pose» «Es imposible quererse con ese físico».
Porque la realidad es que a ellos les resulta imposible quererse con el suyo. Que es un físico «normal». ¿Cómo van a entender que tú te quieras con uno fuera de las normas?
Y si encima de estar gorda haces deporte, entonces ya te has pasado de la raya. Porque todo el mundo sabe que el deporte solo tiene un fin, y es adelgazar o ponerse cachas.
Y si tú ni adelgazas ni te pones cachas ¿por qué narices lo haces?
Porque te gusta, es la respuesta. Y por estar ágil, por salud, por estar más fuerte. Hay muchos motivos. Pero vuelves a desafiar el motivo general por lo que va la gente a hacer deporte.
Y entonces los ataques se vuelven otra vez a recrudecer. Sobre todo si has decidido por ti misma, que ya no tienes problema con la comida. Pero que no te apetece ponerte como una cerda y tener que tomarte dos almax después de una comida navideña o de una fiesta.
Porque lo que se espera de ti es que acabes con las reservas de turrón para que los demás puedan decirte: «No deberías comer tanto». Pero cuando decides no comer porque no te apetece, o porque no tienes más hambre…
Ahí ya estás desafiando a los Dioses, querida.
¿Ahora comes sano?
¿te han abducido los fit del gym?
¿Pues para lo que te lo curras no se te nota nada?
¿Se nota que tienes demasiado tiempo libre para perderlo en el gimnasio?
¿Pero tú no te aceptabas como eres? ¿por qué vas al gimnasio tanto ahora?
Por mucho que te lo curres no conseguirás ese cuerpo.
¿Qué cuerpo? Si yo soy feliz con el mío.
La conclusión es que debes de pertenecer a un grupo. En esta sociedad no puedes ir por libre. Y el grupo mayoritario es la gente «normal».
La gente normal, que es la mayoría que te rodea son personas que no sobresalen por nada en especial. No son ni muy guapos, ni feos. Ni muy altos, ni bajos. Ni muy flacos, ni gordos. Ni muy inteligentes, ni tontos. Ni tienen mucho dinero, ni poco. En resumen. Normales.
Y claro, si tú no perteneces a ese rebaño mayoritario. Estás jodida. Porque ellos en el fondo les gustaría tener algo especial. Algo como una autoestima indestructible, una personalidad para ir en contra de lo que dicta la sociedad. Fuerza de voluntad para ir a entrenar porque les resulta placentero y no para adelgazar.
Y tú les estas restregando en su cara, que puedes ser diferente, no pertenecer ni a su grupo ni al de los fit con sus cuerpos esculturales y perfectos. Y quedarte tan ancha.
Porque no necesitas la aceptación ni de unos ni de otros para ser feliz.
Ni tampoco la de los gordos, aunque se crea que perteneces a ese clan. Que también podrás recibir ataques de ellos con frases como ¿Ahora de repente quieres adelgazar? ¿No eras feliz así? ¿No decías que no volverías a hacer dieta?
Así es que seas lo que seas, o perteneces a un rebaño o vas a recibir ataques de los contrarios. Ir por libre es duro. Pero tiene una ventaja. Fastidiar. Y eso también mola.
Lo que esto deja claro es que lo importante es que hagas lo que hagas debe de verse en tu físico. En tu carcasa. Si la gente no lo ve. ¿Qué sentido tiene hacerlo?
Da igual si estás delgado y comes fatal, y da igual si eres vigoréxico y te alimentas de polvos. La cuestión es lo que se ve. Y si lo de fuera está bien. Lo de dentro importa un carajo.
Y parece que es demasiado difícil entender que existe un grupo de personas que se cuida porque se quiere. Y no para que los demás admiren nada.
Así es que tú misma. Decide a que grupo quieres pertenecer. Y no recibirás ataque alguno. O salte del grupo y verás lo que pasa. Pero yo creo que todos deberíamos hacer la cosas por nosotros mismos y por nuestra salud y felicidad. Jamás para complacer a los demás. Porque así simplemente acabarás siendo normal.